Para que el estudiante de la Biblia comprenda ‘las cosas del Espíritu de Dios’, debe ser un cristiano genuino, nacido de Dios y controlado por su Espíritu. Al recibir la vida divina por medio del nuevo nacimiento, uno necesita sostenerla y deben desarrollarse hábitos apropiados para alcanzar fortaleza espiritual, es por eso que se debe dar suma importancia a los hábitos piadosos de lectura bíblica y oración.
Existen muchas razones por las cuales debemos estudiar cuidadosamente la Biblia; por ejemplo: la misma tiene un gran valor histórico, describe breve, pero majestuosamente todos los aspectos de la creación; nos lleva desde la creación del hombre hasta la caída de la nación de Israel, su valor en la esfera literaria la coronó como el clásico más grande de todos los tiempos.
En el marco de la jurisprudencia, la Biblia debe ser estudiada, ya que la misma contiene la base en la cual todas las leyes morales se erigen y nos revela el verdadero significado de la justicia.
En cuanto a lo personal, hay varias razones por las cuales debemos estudiar las Escrituras. El Apóstol Pablo advierte que ‘el conocimiento envanece’ y es por eso que el conocimiento bíblico no debe utilizarse para promoverse a si mismo, empero, para estar enteramente preparado para toda buena obra, el creyente debe conocer su Biblia. El creyente está bajo obligación para con Dios, consigo mismo, la Iglesia y con el mundo, de adquirir conocimiento en las Sagradas Escrituras.
Así como es esencial que el estudiante de la Biblia sea creyente; de la misma manera, ser creyente demanda que uno sea un estudiante de la Biblia.