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Consolado para Consolar
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[Dios] nos consuela…para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación. — 2 Corintios 1:4
Mientras le hablaba a un grupo de atletas cristianos, les pregunté cómo respondían normalmente a las situaciones difíciles. Sus respuestas incluían el temor, la ira, la autocompasión, la agresión, la desesperación, el comportamiento abusivo, la apatía y volverse a Dios. Les alenté a confiar en que Dios les consolaría y luego les usaría para consolar a otros. Así como alenté a esos atletas, Pablo animó a un grupo de creyentes en una ciudad llamada Corinto. Él les recordó que, para el seguidor de Jesús, las aflicciones eran inevitables. Muchos estaban siendo perseguidos, encarcelados y oprimidos —todo debido a su relación con Jesús. Pablo quería que los corintios supieran que, en medio de su tribulación, Dios era su fuente de ayuda. Él se pondría de su lado y les ayudaría a dar respuestas piadosas. Luego Pablo dio una de las razones por las que Dios permitía el sufrimiento y traía consuelo divino —para que los corintios tuvieran empatía y pudieran identificarse con el sufrimiento de los demás y consolarlos (2 Corintios 1:4). Cuando suframos, recordemos que Dios nos traerá consuelo por medio de Su Palabra, el Espíritu Santo y nuestros compañeros de la fe. Dios no nos consuela para que estemos cómodos; nos consuela para que podamos ser consoladores de otros. —MLW
Cuando Dios permite las pruebas, también provee el consuelo.
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Escrito por:
Editores de "Nuestro Pan Diario".
Fecha de publicación
9/29/2009 4:04 PM
Número de visitantes
4836
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