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La Rana
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"El Señor omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado." Isaías 50:4 (RVR) Me pasaron esta historia de las ranas, que habla por sí sola (Gracias Estela). ¡Que podamos ser como la rana que llegó y evitemos a la multitud de ranas que solo están mirando y comentando! Había una vez una carrera de ranitas. El objetivo era alcanzar lo alto de una gran torre. Había en el lugar una multitud de espectadores, mucha gente para gritar y para apoyar a las ranas. Pero como los espectadores no creían que las ranitas pudieran alcanzar lo alto de la torre, lo que se oía de las tribunas era: ¡que lástima, esas ranas no van a llegar, no van a poder! Las ranitas comenzaron a desistir, pero había una que persistía y continuaba la subida en busca del logro. La multitud continuaba gritando; ¡que pena, no van a lograrlo, no van a poder! Y las ranitas continuaron desistiendo una por una, excepto aquella que con tranquilidad, avanzaba cada vez más segura. Al final de la competencia, todas habían desistido de terminar la carrera, excepto aquella que había alcanzado la cima de la torre. La curiosidad se apoderó de todos. Y cuando fueron a preguntarte a la ranita como había conseguido semejante hazaña, descubrieron que ella ¡era sorda! No permitas que las personas con el mal hábito de ser negativas, derrumben tus mejores y más sabias esperanzas de tu corazón. Recuerda siempre: Hay poder en nuestras palabras y en todo lo que pensamos. Por tanto, procura ser positivo. Se sordo cuando algún malintencionado te dice que no vas a poder alcanzar tus sueños. Piensa además que tu boca tiene el poder de la vida y de la muerte. Una palabra de aliento a alguien que está pasando por un mal momento puede reanimarlo y ayudarlo a salir adelante. Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesita para matarlo. Se cuidadoso con aquello que dices. Que tu boca siempre tenga palabras de aliento para todos aquellos que cruzan tu camino. ¡Se positivo y estimula a los demás, y cree en ti mismo, . . .o se sordo! No permitas que comentarios malintencionados y dañinos te hagas desistir. Y no seas vos uno de esos espectadores que en lugar de alentar y sostener, se dedicaban a criticar y entorpecer el esfuerzo de otros.
REFLEXIÓN — Tu palabra puede sostener o destruir.
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Escrito por:
Daniel Pérez Cliffe.
Fecha de publicación
9/7/2010 10:26 AM
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