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Servir a Dios, demanda abnegación.
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Y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. —Mateo 16:25
Después de haber trabajado como maestra durante 40 años, Cristina se jubiló. Ella y su esposo estaban esperando la llegada de su primer nieto. La jubilación es ese período en la vida en el que muchas personas simplemente se relajan, viajan o disfrutan de sus aficiones. Pero Cristina se enteró de un ministerio que trabajaba con jóvenes en situaciones de riesgo, en una ciudad cerca de su casa, y sintió que debía involucrarse. «Me di cuenta de que hay muchachos que tan sólo están esperando y que yo podía marcar una diferencia», dijo. Comenzó a enseñar inglés a un joven liberiano que se había visto forzado a huir de su país de origen por causa de la guerra civil. Aunque estaba en un ambiente seguro, no entendía el nuevo idioma. Ante esta oportunidad ministerial, Cristina dijo con una sonrisa: «Podría ir de compras para mantenerme ocupada, pero ¿me divertiría lo suficiente?» Cristina está marcando una diferencia. Tal vez ha aprendido un poquito de aquello a lo que Jesús se refería cuando dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25). Entregarnos al Señor a través de la ayuda a los demás demanda abnegación, pero un día Jesús recompensará ese esfuerzo (v.27). Sigamos el ejemplo de Cristina de amor a Dios y a los demás, sin importar cuál sea la etapa de nuestra vida.
Trabaja para el Señor; Su plan de jubilación no es igual al de este mundo.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario.
Fecha de publicación
10/21/2010 9:07 AM
Número de visitantes
4166
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