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La vida es una dádiva de Dios - Segunda Parte

"Por la vida" es una de las canciones más alegres en El violinista sobre el tejado, el musical que dramatiza la vida judía en la pequeña aldea de Anatevka. Tevye el lechero y sus vecinos eran gente indefensa y pobre sin ninguna certidumbre del futuro que les esperaba en la Rusia zarista; sin embargo celebraban la vida como el don exultante de un Dios generoso. Sin importar que se tratase del anuncio de un compromiso, el nacimiento de un bebé, o incluso la llegada de una máquina de coser, los humildes residentes de Anatevka encontraban razones para dar gracias por las bendiciones de la vida.
En este párrafo (Gn. 9:1-17), Dios se dirigió a los ocho sobrevivientes del diluvio y les dio instrucciones en torno a cuatro áreas de la vida. Aunque fueron dadas inicialmente a Noé y su familia, estas instrucciones se aplican a todos los pueblos en todas las épocas y lugares. Constituyen ordenanzas permanentes de Dios para toda la humanidad, y no deben ser ignoradas ni alteradas. La vida es valiosa, y debe manejarse con cuidado.

2- Sustentar la vida (Gn. 9:2-4)

Una encuesta realizada hace algunos años reveló que la gente sentía que necesitaba 72 cosas para poder funcionar normalmente y estar a gusto. Cincuenta años después, en una encuesta similar, ¡el total llegó a cerca de 500 cosas! Pero la Biblia solamente lista dos: "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto» (1 Ti. 6:8).
En el sermón del monte, Jesús enseñó la misma verdad cuando habló acerca de las aves y las flores (Mt. 6:24-34). Si el Padre celestial viste las flores de belleza y da a las aves su alimento, es seguro que está dispuesto a proveer alimento y vestido a sus propios y amados hijos. "Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas» (v. 32).
Cuando Dios instaló a Adán y Eva en su hogar en el huerto, les dio frutas y plantas para comer (Gn. 1:29; 2:9, 16); pero después del diluvio El mismo aumentó la dieta humana al incluir carne. La armonía en la naturaleza que Adán y Eva habían disfrutado era cosa del pasado, ya que Noé y su familia no tenían «señorío» sobre la vida animal (1:26, 28). Ahora los animales tendrían miedo de los hombres y crecen de una manera vertiginosa, harían todo lo posible para escapara su amenaza de muerte. Puesto que la mayoría de animales se reproducen y, los animales salvajes con facilidad podían aventajar a la población humana; entonces Dios colocó en los animales temor al hombre. Caín fue un agricultor, Abel fue pastor, pero Noé y sus hijos ahora tenían que ser cazadores.
Sin embargo, Dios estableció una restricción en el consumo de carne animal: la carne debía estar totalmente libre de sangre (9:4). Dios le afirmó concisamente a Noé lo que más adelante habría de elaborar en mayor detalle por medio de Moisés: la vida está en la sangre, y la vida debe respetarse, aún en la preparación de un animal para comer en un banquete. (Véase Lv. 3:17; 7:26-27; 17:10-14; 19:26; Dt.12:16; 23-25; 15:23).2 En esta restricción, Dios reveló nuevamente su interés en la vida animal. La vida está en la sangre, y esa vida procede de Dios y debe ser respetada.
Además, la sangre de animales sería parte importante en la mayoría de sacrificios de la ley mosaica, de modo que la sangre debía tratarse con mucha reverencia. Jesús enseñó que era permitido comer toda clase de alimentos (Mr. 7:1-23), y tanto Pedro (Hch. 10) como Pablo (1 Ti. 4:3-4; Col. 2:16) reafirmaron esta verdad. Sin embargo, la iglesia primitiva seguía teniendo desacuerdos sobre cuestiones de dietas (Ro. 14:1-15:6). Para evitar que los creyentes gentiles ofendieran a judíos creyentes o que estuvieran buscando a Dios, se le aconsejaba a los primeros cristianos que tuvieran cuidado al comer carne (Hch. 15:19-21, 24-29) 3 El consejo de Pablo fue: recibirse y amarse mutuamente, no hacer nada que hiciera tropezar al otro, y buscar la manera de edificarse mutuamente en la fe. La meta era la madurez, el método era el amor.
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Escrito por:   Warren Wiersbe.    Fecha de publicación  3/15/2011 4:00 PM
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