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La verdad dicha con amor - Job

Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. Job 2:10
Me causa admiración que Job pusiera atención a las palabras de su esposa.  Las analizó, meditó en ellas, las consideró cuidadosamente. Job no malinterpretó ni ignoró a su mujer.  Escuchó lo que ella dijo, y no la interrumpió mientras las decía.  Eso, francamente, pone a Job en una categoría única entre los esposos.  
Caballeros, yo he descubierto que la mayoría de nosotros no tenemos problemas de audición sino de atención.  Nuestras esposas quieren, con frecuencia, decimos cosas mucho más importantes que todo lo demás que escucharemos en el día, pero por alguna extraña razón nos hemos formado el hábito de cerrarnos a su consejo.Pero permítame añadir que, si le responde, dígale siempre la verdad.  Si lo que ella dice es prudente y está de acuerdo con lo que usted sabe que es verdad, si en verdad es útil, dígaselo.  Y dele también las gracias.  Si no lo es, dígaselo también, Job no estuvo de acuerdo, y se lo dijo.  Su respuesta, después de escucharla, fue: “Hablas como las mujeres insensatas.”
Job detectó en su esposa un problema de amargura, cierta desilusión; por eso le dijo, en realidad: “Este es un consejo que no puedo seguir y que no seguiré. No es sabio.  Es un conejo equivocado, y no puedo aceptarlo.”
En los 40 años que llevo trabajando y ministrando con personas casadas, encuentro que una de las cosas más difíciles es lograr que las parejas se digan mutuamente la verdad.  Reconozcamos cuando nos hemos equivocado, en vez de ponernos a dar rodeos, justificamos o excusamos.  Digamos simplemente: “Me equivoqué.”  O si escuchamos que nuestra pareja dice algo que sabemos que no es sabio, o si detectamos una motivación dudosa, tenemos la tendencia a no decirle la verdad.  Mucho mejor sería responder: “Querida, me doy cuenta de que sinceramente quieres mi bien, pero honestamente tengo que decirte que no estoy de acuerdo contigo.  Pienso que no has sido sabia al sugerirme eso.”  A la larga, su matrimonio será más saludable si deja que la verdad se imponga, especialmente si se dice con amor.  Escuche bien, y diga la verdad revestida de amor.

Escrito por:   Charles R. Swindoll    Fecha de publicación  6/30/2011 10:00 AM
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