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Discernimiento de Pedro sobre el Liderazgo - 1 Pedro 5:1-7 - 1er. parte
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Pedro
era el líder natural de la banda apostólica. Lo que Pedro hacía, los
otros hacían; a donde Pedro iba, los otros también iban. Los errores que
cometió, que surgieron de su personalidad impetuosa, fueron muchos,
pero su influencia y liderazgo fueron incomparables. Hacemos bien en
ponderar el consejo de los años maduros de Pedro a los líderes
espirituales de todas las generaciones. Pedro recomienda encarecidamente
que nos aseguremos que la «grey de Dios» sea alimentada y cuidada
debidamente (1 P. 5:2). Esa es la responsabilidad primordial de un
pastor. En estas palabras podemos oír la resonancia de la inolvidable
entrevista que tuvo con Jesús después de su fracaso, la entrevista que
lo restauró y le aseguró del continuo amor y cuidadode Jesús Jn.
21:15-22). Asimismo, estos «expatriados de la dispersión» (1 P. 1:1),
acerca de quienes Pedro escribió, estaban ellos mismos pasando por
serias tribulaciones. Pedro podía compadecerse con ellos y por ellos y,
pensando en esto, escribió esta carta a los ancianos. Pedro no enfoca a
sus lectores desde lo alto, como apóstol virtuoso. Más bien, adopta la
posición de co-anciano, caminando al lado de los otros, y llevando cargas
similares. También escribe como un testigo de los sufrimientos de
Cristo, uno cuyo corazón fue humillado y quebrantado por el fracaso, y
conquistado por el amor del Calvario. Es un líder que mira a otros a la
misma altura, pero no desde un nivel superior. La obra de un pastor
requiere el corazón de un pastor.
Primero, Pedro trata de la motivación de un líder. El
líder espiritual debe emprender su trabajo voluntariamente, no por
coerción. Los líderes de la iglesia en los días de Pedro enfrentaban
desafíos que amedrentarían el corazón más intrépido. No obstante, Pedro
recomienda encarecidamente que no desmayen ni retrocedan. Los líderes
tampoco deben servir respondiendo al sentido de un mero deber, sino por
amor. El trabajo de pastorear y ayudar a que los nuevos creyentes
crezcan, debe hacerse «como Dios quiere», no dirigido por preferencias
ni deseos personales. Barclay captura el espíritu de este
aspecto con las siguientes palabras: “Pedro dice a los líderes:
Pastoreen a la congregación como Dios. Así como Israel es la porción
especial de Dios, las congregaciones a quienes tenemos que servir en la
iglesia o en cualquier otra parte son nuestra porción especial; y toda
nuestra actitud hacia ellas debe ser la actitud de Dios; debemos
pastorearlas como Dios. ¡Qué visión se abre aquí! ¡Qué ideal! ¡Y qué
condenación! Nuestra tarea es mostrar a las personas la paciencia de
Dios, el perdón de Dios, el amor anhelante de Dios, el servicio
ilimitado de Dios “. Cuando
Dios nos llama, no podemos rehusamos debido a un sentido de
insuficiencia de nuestra parte. Nadie es digno de dicha confianza.
Cuando Moisés trató de disculparse, Dios se enojó (Éx. 4:14). No
carguemos la responsabilidad del liderazgo a otros porque nos
consideramos incapaces. El
líder espiritual no puede tener en cuenta el dinero cuando oye el
llamado al liderazgo. Pedro advierte que no trabajemos como codiciando
el dinero (1 P. 5:2). Quizás Pedro haya pensado
en Judas, cuya pasión por el dinero lo condujo a su caída. A los
líderes se los llamará a formular políticas, establecer presupuestos y
decidir prioridades, tratar con las propiedades inmuebles, etc. Ninguna
de esas cosas puede hacerse bien si la ganancia personal se yergue como
un motivo fundamental. Si usted desea aprender más sobre Liderazgo, le animamos a estudiar el Curso Liderazgo Espiritual del Dr. Oswald Sanders.
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Escrito por:
O. Sanders - Liderazgo Espiritual
Fecha de publicación
10/24/2011 4:48 PM
Número de visitantes
8722
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