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Gozo aprendido
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Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Filipenses 1:12-18
Pablo recomienda una actitud de abnegada humildad. Es muy admirable que uno nunca lee que Pablo le haya dicho a su guardia romano: “Necesito que me hagas un favor. La próxima vez que estés cerca de uno de los ayudantes del emperador, pídele que me saque de este cuartucho. Para empezar, yo no debería estar aquí. He estado aquí durante un año, siete meses, cuatro días, cinco horas y cinco minutos, y eso es ya demasiado tiempo.” La actitud de abnegada humildad de Pablo le impedía llevar un registro meticuloso de las injusticias que sufría en Roma o, en realidad, en cualquier otra parte. Él estaba allí por disposición divina y sometido gozosamente a su situación. Cristo fue modelo del gran principio de vaciarse a sí mismo que impregnó la vida de Pablo. Si queremos aprender que es el gozo, lo mejor que podemos hacer es: 1- Desarrollar una actitud de abnegada humildad. Comience con su familia o sus vecinos. Sea ejemplo de ella con sus clientes o con sus empleados. Usted no dará crédito al efecto que tendrá sobre las personas esta clase de generosa actitud mental. No tendrá que desplegar banderas ni repartir folletos para anunciarlo. Simplemente demuestre una actitud de abnegada humildad. Los resultados le dejarán maravillado. Pablo además exhorta a los creyentes a tener: 2- Una actitud de gozosa aceptación. Y fue muy claro en cuanto a la manera cómo deben tratarse los creyentes unos a otros. “Hacedlo todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual vosotros resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14, 15). Pablo sabía que era mucho lo que estaba en juego, ya que el mundo tenía bajo su mirada a los flamantes seguidores de Cristo del primer siglo. Si los cristianos se quejaban y reñían por cosas, eso ponía en riesgo la credibilidad del evangelio. Por consiguiente, Pablo recomendaba una actitud de gozosa aceptación, libre de disputas y de discusiones sin sentido. 3- Él rogaba que hubiera un gozo auténtico. Nada es más contagioso que eso. Pablo decía: “¡No se quejen; estén alegres!”. Eso es lo que se debe hacer. La alegría atrae. La queja ahuyenta. El buen sentido del humor es maravillosamente cautivador. Mi maestro, Ray Stedman, solía decir: “Vivimos en un mundo de pillos y corruptos. ¡Qué oportunidad tan grande de ser atractivamente diferentes!”. Me encanta esa clase de actitud. ¡La aceptación gozosa ilumina a este sombrío planeta!
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Escrito por:
Charles R. Swindoll
Fecha de publicación
11/9/2011 9:43 AM
Número de visitantes
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