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Lección del Jején
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"No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación" Hebreos 3:8 Durante una de mis caminatas diarias, sin darme cuenta, pasé entremedio de un pequeño tornado de diminutos insectos. En ese momento, no presté mucha atención a lo sucedido, pero más tarde, descubrí toda clase de picaduras en mis tobillos y en mis brazos. Al parecer, había atravesado un enjambre de jejenes que me produjeron mucha picazón y llagas molestas. Esa experiencia me dio una nueva perspectiva sobre la plaga de jejenes con que Dios castigó Egipto cuando el faraón no dejaba en libertad a los israelitas. En Éxodo 8:16-18, la palabra hebrea traducida «piojos» también puede significar «jejenes» o «mosquitos». Como a esos insectos se los comparó con la arena del desierto, lo más probable es que haya sido un enjambre de jejenes. Los sacerdotes paganos del faraón, que se jactaban de bañarse y rasurarse con frecuencia, allí estaban cubiertos de innumerables picaduras de insectos. Dios había enviado esa plaga para hacer que el monarca egipcio se arrepintiera y dejara ir al pueblo de Israel; sin embargo, su corazón se endureció. ¿Dios está tratando de captar tu atención con algunas circunstancias de tu vida? ¿Está intentando persuadirte para que vuelvas a caminar en comunión con Él? (Gálatas 5:25). Debemos resistir la tendencia a endurecer nuestro corazón y, en su lugar, someternos al Señor (Santiago 4:6-8) y preguntarle qué lecciones espirituales quiere que aprendamos.
Reflexión: Dios nos hace sentir tristes al convencernos de pecado y gozosos al confesarlos.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
2/15/2012 12:54 PM
Número de visitantes
4384
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