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Cristo sorprende a Pedro - Segunda Parte
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¡El solo hecho de estar dentro de un bote no es una condición suficiente para ser reconocido como un experto pescador! Pedro y sus compañeros tuvieron una noche difícil, pues aunque habían lanzado las redes muchas veces, no pescaron nada. Sin pronunciar una sola palabra, terminaron de limpiar sus redes y las estaban guardando. Por esa razón se sorprendieron cuando oyeron que Cristo dijo: .. Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar .
Una Decisión de Obediencia Insensato o no, Pedro no tenía escapatoria ante una orden tan clara. Si Cristo, iba a ser su Maestro, su autoridad también se extendería al negocio de la pesca. No puede haber dos capitanes en el mismo barco, así que en obediencia, Pedro tiró las redes. Luego leemos cuánto fueron sorprendidos: “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían” (Lc. 5:6-7).
Un Resultado de Obediencia ¡Pedro salió con un bote, pero regresó con dos, llenos de peces! Junto con la orden de pescar, dada por Cristo, ¡Venía un milagro! Aunque era el peor momento, y estaban en el lugar más inapropiado, las redes estaban llenas con una extraordinaria pesca. Poco a poco la lección era más clara: Si Pedro podía tener éxito pescando peces por orden de Cristo, tal vez tendría éxito pescando hombres. ¿Cuáles son las dos excusas más comunes para no testificar acerca de Cristo? Que el tiempo nunca parece ser el más adecuado, y que el lugar es inapropiado. O tal vez pensamos que si tuviéramos la educación precisa, el libro indicado, y la técnica más apropiada, estaríamos calificados para compartir las Buenas Nuevas del Evangelio.
Un Desafió a la Obediencia Aunque todos estos elementos pueden ser importantes, Cristo nos recuerda que la obediencia, dependiente de Él, hace la diferencia. Todos los pescadores tienen épocas en las que no pescan nada. Algunos amigos míos manejan largas distancias, para pescar en un lago norteño. En algunas oportunidades regresan a casa con un barril lleno de peces, otras veces con muy pocos. Sin embargo, viajan con la mayor frecuencia posible, porque, "un verdadero pescador", dicen ellos, "continúa pescando aun cuando tenga una serie de días malos" . De igual forma sucede con los pescadores de hombres. Unas veces tienen éxito, otras no. Pero nuestras decepciones no nos deben desmotivar, porque somos socios en el negocio pesquero de Cristo. Pablo escribió que nosotros somos colaboradores de Dios (1 Co. 3:9). Nunca estamos ni en la estación ni en la circunstancia equivocadas, cuando somos obedientes a Cristo. Las aguas que no producen ningún resultado cuando nosotros controlamos la situación, pueden traer una red llena, cuando somos obedientes al Señor, el Dios del universo. A. T. Robertson dijo: "Desafiado por Jesús, Simón fue a pescar de nuevo en las mismas aguas donde acababa de hacerlo toda la noche, sin ningún resultado" Con frecuencia necesitamos pescar de nuevo donde hemos fracasado antes, y descender un poco más del punto a donde habíamos llegado. Lecciones para Aprender: A. A veces debemos pescar en las mismas aguas, reafirmando que nuestro barco está bajo el completo control de nuestro nuevo Capitán. No me refiero simplemente a que debemos testificar ("pescar hombres") indiscriminadamente. Hay un tiempo para estar silenciosos y otro para hablar; existen circunstancias durante las cuales le servimos mejor a Cristo con una vida ejemplar, que hablando. Pero muchos creyentes multiplican las excusas para no compartir su fe, cuando la verdadera razón es carencia de fe; un escepticismo profundamente arraigado acerca de la habilidad de Cristo para salvar a los pecadores. B. Todos debemos recordar que cuando lanzamos nuestra red, Cristo es capaz de llenarla. Este milagro habría de ser una experiencia pedagógica. Nunca estamos ni en la estación ni en la circunstancia equivocadas, cuando somos obedientes a Cristo. C. El Escultor divino estaba moldeando la vida de Pedro y las de sus compañeros. Si Simón iba a ser una roca, su obediencia debía ser probada, y el cincel puesto a funcionar en su alma. Permita que Dios trabaje en su vida como lo hizo en la del apóstol
Pedro, y crezca en el Señor Jesucristo. Le invitamos a estudiar la serie Cincelado por la mano del Maestro. Estas lecciones
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Escrito por:
E. Lutzer - Cincelado por la mano del Maestro
Fecha de publicación
4/12/2012 4:16 PM
Número de visitantes
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