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Ver de cerca y de lejos
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Cercano está el Señor a todos los que le invocan… —Salmo 145:18 Tener dos ojos sanos no es suficiente para ver con claridad. Lo sé por experiencia. Después de una serie de cirugías oculares por un desprendimiento de retina, ambos ojos podían ver bien, pero se negaban a cooperar el uno con el otro. Un ojo veía cosas que estaban lejos, y el otro, las que estaban cerca. Pero en vez de trabajar juntos, luchaban para lograr la primacía. Hasta que me prescribieron gafas nuevas tres meses más tarde, mi vista siguió fuera de foco. Algo parecido ocurre con nuestra visión de Dios. Algunas personas se enfocan mejor en Él cuando lo ven «de cerca»; cuando consideran que está íntimamente presente en su vida cotidiana. Otros creyentes ven al Señor con más claridad «de lejos» o mucho más allá de lo que podamos imaginarnos; gobernando el universo con poder y majestad. Mientras la gente discute sobre qué visión es mejor, la Biblia actúa como un par de gafas recetadas que nos ayudan a ver que ambas posiciones son correctas. El rey David presenta ambas perspectivas en el Salmo 145: «Cercano está el Señor a todos los que le invocan…» (v. 18), y «grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable» (v. 3). Gracias al Señor, nuestro Padre celestial no solo está cerca para escuchar nuestras oraciones, sino que también está muy por encima de nosotros con su poder que puede suplir toda necesidad.
Dios es suficientemente grande como para ocuparse de las necesidades más pequeñas.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
5/15/2012 11:01 AM
Número de visitantes
4049
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