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Desde la niñez
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Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir… — Marcos 10:45 El verano pasado, nuestra iglesia invitó a un joven a unirse al equipo pastoral. Mientras Caleb contaba que había crecido en Costa Rica cuando su familia estaba sirviendo a Cristo allí, reflexionó en las palabras de 2 Timoteo 3:14-17 y dijo que desde su niñez había conocido la Biblia. Sus padres le habían enseñado las verdades de las Escrituras para que pudiera ser «sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús» (v. 15). Reconoció que su preparación para ser pastor había comenzado cuando todavía era un niño. Nuestra congregación tuvo la oportunidad de «conocer» a su familia en Costa Rica a través de una videoconferencia por Internet. El papá de Caleb desafió a su hijo a aplicar las palabras que Jesús dijo acerca de sí mismo en Marcos 10:45. Le aconsejó: «Caleb, recuerda el lema de nuestra familia: “Estamos aquí para servir, no para ser servidos”». Era fácil comprender cómo este joven había llegado a ser maduro en la fe. Los hijos que Dios nos ha confiado son regalos preciosos. Hay un buen fundamento que ayudará a cada uno de ellos a convertirse en un creyente maduro, «perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:17). Con la ayuda de Dios, podemos ceder el relevo de la fe a las generaciones futuras. ¡Qué gran privilegio poder ser siervos como lo fue Jesús!
Los hijos son joyas preciosas de Dios; ayúdalos a brillar para Cristo.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
8/7/2013 3:25 PM
Número de visitantes
6365
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