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Los Peligros del Liderazgo
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Los peligros del liderazgo espiritual son especialmente sutiles, más aún que los de otros ministerios. El líder no es inmune a las tentaciones de la carne, pero los peligros más grandes están en el reino del espíritu, puesto que Satanás el enemigo nunca deja de explotar la ventaja en cualquier área de debilidad.
El Orgullo Cuando una persona asciende a un cargo, como les sucede a los líderes en la iglesia, la tendencia al orgullo también aumenta. Si no se controla, la actitud descalificará a la persona para otros avances en el reino de Dios, porque «abominación es a Jehová todo altivo de corazón» (Pr. 16:5). Estas son palabras fuertes y penetrantes. Nada exaspera más a Dios que el engreimiento, el pecado que busca colocar al «yo» en el trono, haciendo de Dios una figura secundaria. Este mismo pecado cambió al querubin protector en el inmundo espíritu malévolo del infierno.
El orgullo adquiere muchas formas, pero el orgullo espiritual es el más serio. Volverse orgulloso de los dones espirituales o del cargo de liderazgo es olvidarse que todo lo que tenemos proviene de Dios, todos los cargos que ocupamos son porque Dios nos ha designado para ellos. La víctima del orgullo a menudo es la que menos se da cuenta de este pecado.
Hay tres pruebas que nos ayudan a identificar el problema: - La prueba del Precedente. ¿Cómo reaccionamos cuando seleccionan a otro para el cargo que esperábamos tener o queríamos ocupar? ¿Cómo reaccionamos cuando ascienden a otro en vez de a nosotros? ¿Cómo reaccionamos cuando los dones de otro parecen ser superiores a los nuestros?
- La prueba de la Sinceridad. En los momentos de honesta introspección a menudo admitimos nuestros problemas y debilidades. ¿Cómo nos sentimos cuando otros identifican los mismos problemas en nosotros?
- La prueba de la Crítica. ¿Somos guiados a experimentar resentimiento y autojustificación cuando nos critican? ¿Nos apresuramos a criticar la crítica? Si actuamos con honestidad, cuando nos medimos a nosotros mismos con la vida de Jesús, quien se humilló a sí mismo en la cruz, la abrumadora mezquindad, y aun la vileza de nuestros corazones se hacen evidentes, y queremos gritar y decir como James M. Gray: “La vanagloria excluida, el orgullo humillado; soy sólo un pecador, por la gracia salvado”.
El Egoísmo El egoísmo, una de las manifestaciones repulsivas del orgullo, es la práctica de pensar y hablar de uno mismo, de magnificar las realizaciones propias y de relacionar a todas las cosas con el ego en vez de relacionarlas con Dios y el pueblo de Dios. El líder que por mucho tiempo ha gozado de la admiración de muchos adeptos corre el riesgo de este peligro.
Cuando Robert Louis Stevenson llegó a Samoa, lo invitaron a que hablara a los estudiantes que recibían adiestramiento para el pastorado en el Instituto Malua. Su disertación se basó en la historia musulmana del profeta del velo, un maestro genial que usaba un velo porque, según afirmaba, la gloria de su presencia era demasiado grande para que los hombres la pudieran contemplar. Al final el velo se deshilachó y se cayó de la cara. Entonces la gente descubrió que el genial profeta era sólo un anciano decrépito que trataba de ocultar su fealdad. Stevenson prosiguió a destacar el hecho que no importa cuán grandes hayan sido las verdades que un predicador haya enseñado, no importa con cuánta habilidad pueda disculpar las imperfecciones de su carácter, siempre llega el momento cuando el velo se cae y la gente puede ver al hombre tal como es en realidad. ¿Reflejará el líder la fealdad del egoísmo o la gloria transfigurada de Cristo el Señor?
Autor: Oswald Sanders - Curso: Liderazgo Espiritual - Estudie Gratis la Biblia. Para inscribirse ingrese a: www.bbnbi.org - (Español) y luego haga clic en Ayudas a sus Preguntas. Por ejemplo la Ayuda No. 1 dice Cómo Inscribirse. ¡Dios le bendiga y adelante!
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Escrito por:
O. Sanders - Liderazgo Espiritual
Fecha de publicación
4/5/2017 9:20 AM
Número de visitantes
7504
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