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¡Después de una batalla ganada!

Con Goliat tirado en el piso, mientras exhalaba su último suspiro, David corrió a terminar la obra, desenfundando la espada del propio gigante para cortarle la cabeza. Este era un momento grande, para saborearlo, recordando que su familia lo había juzgado mal por ser el menor. Pero eso no fue lo que hizo David. Consagrar una victoria a Dios es difícil antes de una batalla; ¡Pero imposible después! La tentación de tomar por lo menos un poquito de crédito es poderosa.
Y en cuanto al rey Saúl y sus hombres, leemos: Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento (1 S. 17:52-53). Finalmente los hombres de Israel entraron en la batalla. ¡Ahora que los filisteos estaban huyendo, tenían el coraje de perseguirlos! Probablemente estos hombres después le contaron a sus nietos acerca de su bravura en la lucha contra los enemigos de Dios. Sí, es verdad, "el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano". Después de esta batalla tan conocida tenemos ciertas lecciones:
 
Primero: Ningún gigante es más grande que Dios.
No estamos diciendo que nuestras batallas serán ganadas tan fácilmente como tomar una piedra y arrojarla con una honda en dirección al enemigo. Como ya mencionamos, David mismo descubriría que Dios no siempre elimina tan rápido los problemas. Pero nuestros gigantes siempre deben ser comparados con Dios, no con nosotros. El tamaño es un asunto de relación, de perspectiva.

 Segundo: Nuestros gigantes son tan grandes como creemos que lo son.
Si pensamos que son formidables, lo serán. Mientras Israel creyó que Goliat no podía ser vencido, ¡No pudo hacerlo!
Actualmente los creyentes estamos siendo mejor educados en cuanto a la guerra espiritual. La realidad de Satanás en nuestra sociedad no puede seguir siendo
negada. y los cristianos estamos luchando contra él a través de la oración y la sumisión a Dios. Pero junto con esta toma de conciencia, al respecto, existe el peligro que comencemos a pensar que Satanás es más fuerte de lo que realmente es, y enfatizamos tanto su poder que eclipsamos el poder de Dios.
 
Tercero: No podemos vencer a Goliat si tenemos una alianza, así sea parcial, con dioses paganos.
Si no estamos bajo la autoridad de Cristo seremos incapaces de ejercer nuestra autoridad como creyentes. Dios no nos libra si rehusamos arrepentirnos de nuestra inconsistencia. A veces el Goliat de nuestro corazón es una amenaza más grande, que el gigante del camino. Dios permite muchas veces que vivamos con algunos gigantes; así que no remueve nuestras irritaciones, conflictos domésticos o vocacionales. Dios usa las batallas personales para traer a luz esos pecados que tan confiadamente hemos escondido, y purificar nuestros corazones. Podemos confiar en que Dios desea que conquistemos en su nombre, esos gigantes que impiden nuestra libertad en Cristo, tales como: adicciones, temores o amargura. La fe no significa que siempre matemos al gigante; a veces consiste en que el gigante ya no nos atormentará más. La libertad del corazón debe ser nuestro objetivo.
 
Cuando luchamos con nuestros gigantes siempre debemos volver a lo básico. No hay armas secretas, sino únicamente la fe que se nutre absorbiendo la Palabra de Dios para el diario vivir. Atacar al gigante significa que estamos dispuestos a someternos a todo lo que Dios ya nos ha enseñado. Como David, debemos recordar que las lecciones que aprendemos cuando enfrentamos batallas más pequeñas, nos prepararán para las más grandes.
 El Dios en cuyo nombre David venció a Goliat, es quien está a nuestro lado durante los conflictos espirituales. Con la correcta clase de fe, nosotros también podemos participar ganando una victoria. Esta fue la batalla más fácil que David peleó. De ahí en adelante, sentiría el dolor de un conflicto largo y prolijo.
 
Crezca a través de sus batallas personales, y aprenda a vencer las batallas diarias estudiando la serie Creciendo a través del Conflicto, la encuentra en el Ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos.
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Escrito por:   E. Lutzer - Equipo de trabajo del Instituto Bíblic    Fecha de publicación  4/24/2017 3:49 PM
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