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Determinación a permanecer juntos
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 Edificar una relación matrimonial no es fácil. Deberán haber menos pensamientos de felicidad y más pensamientos del simple y esforzado trabajo en el matrimonio. Cuando un científico se mantiene en silencio por años en el laboratorio de investigaciones, cuando un niño nace lisiado y algún corazón de madre es encadenado al pequeño sofá de sufrimiento, no les presionamos con tontas inquisitorias como si son felices o no. Tal pregunta sería un insulto. El matrimonio es una relación de responsabilidad que debemos cuidar. Debemos saber conocer que implica antes estar unidos, porque una vez que nos hemos casado, estamos para permanecer comprometidos para siempre. Nunca hubo un matrimonio que podría haber sido un éxito o un matrimonio que podría haber posiblemente haber sido un fracaso, con Cristo siempre es posible ser feliz y tener una buena relación entre los esposos.
Nadie tiene derecho a la felicidad hasta que la gane por amor, lealtad, devoción, coraje y autosacrificio. Estas cualidades traen la felicidad y el gozo que Dios pensó para dos que llegan a ser uno en Él a través del matrimonio. Pablo nos recuerda la clave para la unidad:“Sometiéndose unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21).
Recordemos además que la felicidad es el resultado de la obediencia en hacer la voluntad de Dios de acuerdo a la Palabra de Dios. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13-14). Para la pareja cristiana, el matrimonio debería ser una nueva vida existente en dos personas.
Si la felicidad es la primera búsqueda y se la hace la meta final del matrimonio, la misma se convierte en una febril búsqueda. Si el hombre y la mujer se ciñen a la aventura del matrimonio para convertirse en personas de sacrificio, pacientes, perdonadores y están determinados a hacer un éxito de la aventura a cualquier costo, entonces ellos encuentran felicidad y gozo de matrimonio. El matrimonio es un canal y modelo de gracia, no una relación superficial de felicidad humana.
Recuerda, el matrimonio es un triángulo. En los puntos de la base, estás tú y tu cónyuge. En el punto superior del triángulo está Dios. Si te acercas a Dios, automáticamente se acercarán uno al otro, y si se acercan más uno a otro, automáticamente te acercarás a Él y hallarás que “el gozo de Jehová es tu fuerza” (Nehemías 8:10).
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Escrito por:
www.bbnradio.org - Recursos - Hogar Cristiano
Fecha de publicación
5/7/2017 5:16 PM
Número de visitantes
8770
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