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Oración conforme a Dios

“Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin” (Sal. 119:33).
 Dios estableció la oración como el modo de comunicación con Él. Los creyentes oraron siempre, sin embargo, algunas veces nuestras oraciones carecen de valor. Oramos conforme a patrones y esquemas establecidos, convirtiéndola en una liturgia religiosa. Lo hacemos a ciertas horas del día, como si Dios se disgustase si no lo hacemos. Son oraciones, pero no son conforme a Dios. La estrofa del Salmo nos da la pauta de cómo hemos de orar. Cada uno de los ocho versículos tiene una petición específica que es conforme a Dios porque está en su Palabra inspirada. Además, se trata de la oración personal, no tanto de intercesión por otros. Cuando descubrimos a Dios, entendemos cual es nuestra verdadera necesidad.
 
La oración conforme a Dios comienza por una petición: Enséñame (v.1).
Es un ruego continuado en el Salmo. La gran necesidad es conocer la Palabra de Dios. Ante nuestros problemas esta es la oración: “Enséñame el camino de tus estatutos”. Pero junto con ella está la disposición personal “y lo guardaré hasta el fin”. No se trata de saber mucho de la Biblia, sino de conocerla para vivir conforme a ella. Solo se alcanzarán las bendiciones para la vida mientras vayamos por el camino del compromiso con Dios.

La segunda petición: “Dame entendimiento” (v. 34). El entendimiento está vinculado a la obediencia, “guardaré Tu ley”. La primera tiene que ver con la mente, ésta con la voluntad, para que se moldee a la obediencia de la Palabra. Es la petición de quien desea ser hijo obediente. Pide entendimiento con un propósito: “la cumpliré de todo corazón”. Un corazón lleno de la Palabra orienta su vida conforme a ella. Es la oración para una vida de perseverancia.

Pide también protección: “Guárdame” (v. 35). Es el ruego de un niño que no conoce bien el camino. Clama a Dios que guie sus pasos porque sólo Él lo conoce. No debemos olvidar que “por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino” (Sal. 37:23). Es la oración de quien ama realmente a Dios.

Aún sigue pidiendo: “inclina mi corazón” (v. 36). Esta es la petición que ruega por un estilo de vida. Inclinar es orientar la vida en una determinada dirección. En este caso inclíname a Tu verdad. Es concreta esta petición: Cambia mi estilo de vida, y dame amor por Tu Palabra. Esto sigue en el siguiente versículo en el que pide orientación (v. 37). Todo lo que hay en nuestro entorno es vanidad. El correcto enfoque de visión producirá un correcto enfoque de vida. Pide energía para un modo de vida concordante con la visión renovada que Dios da.

Tres peticiones bien necesarias cierran la estrofa del Salmo. “Anímame” (v. 38), “guárdame” (v.39), “vivifícame” (v. 40). Es posible que esté postrado y abatido, por eso preciso las tres cosas. Es como la planta que necesita agua porque se está secando. Tengo que pedir protección, como el ave que ha de refugiarse en medio de la tormenta. Necesito recuperar la vitalidad, que sustituya a la tristeza. Por eso oro diciendo: dame entendimiento, guíame, inclina mi corazón a ti y vivifícame. Amén.

Escrito por:   Pastor Samuel Pérez Millos.    Fecha de publicación  6/17/2017 5:50 PM
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