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Su mayor tesoro

“Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal”. Proverbios 4:20-27

Al ir examinando el consejo de Salomón sobre la importancia de proteger el corazón, note que nuevamente dirige sus palabras a “mi hijo”. Gracias al Espíritu Santo que preservó este pasaje para nosotros, ahora nos beneficiamos acerca de “inclinar el oído” a los dichos y “guardarlos” en medio del corazón (v. 2).  En los siguientes renglones, quisiera que fijáramos nuestra atención en el concepto de “proteger el corazón”. Así lo describió Salomón:

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida (4:23).
Note tres aspectos importantes de este versículo:
1. Es un mandato: “Guarda”.
2. El mandato denota intensidad: “Sobre toda cosa”.
3. La razón del mandato se menciona en la última parte del versículo: “porque de él emana la vida ”.

El texto comienza con la frase “sobre toda cosa guardada”. Tal como lo hemos visto, los escritores hebreos utilizaron el orden de las palabras para enfatizar una idea, generalmente colocando el punto más importante en la primera parte de la oración. En una estructura normal, se coloca primero el sujeto, luego el verbo y luego el predicado. Pero, en este caso, Salomón decidió utilizar el predicado para enfatizar la importancia del consejo que Dios considera crucial. Dios quiere que entendamos que, por encima de cualquier cosa, protejamos el corazón.

Salomón utilizó la palabra “guardada” con una raíz hebrea que da la idea de un lugar de confinamiento, un lugar bien cuidado y resguardado, como las paredes de una fortaleza. El término también sugiere la actividad de una vigía, cuya función es invaluable. La vida de todos en la ciudad depende de su diligencia. Salomón redobló su énfasis al combinar esta idea con el mandato de “guardar”.

En este caso, el verbo hebreo natzar significa preservar o cuidar. Esta misma palabra la vemos en Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado.”

La palabra se utiliza frecuentemente en la literatura de sabiduría para describir a Dios como el pastor de Su pueblo. Un pastor vigila sus ovejas y las protege de los depredadores, a la vez que suple sus necesidades.

En sentido literal, natzar describe la actividad de un guardia en una torre de vigilancia. Su tarea es observar continuamente el horizonte para avisar en caso de que vea ejércitos enemigos. Él dice quién sale y quién entra a la ciudad. Y está autorizado para utilizar armas con tal de prevenir alguna entrada ilícita. Quizás, una buena forma de parafrasear el versículo es: “Más que cualquier otra cosa que necesite ser resguardada o protegida (como la bóveda de un banco), proteja su interior, su mente, sus emociones, su carácter, su discernimiento; así como el centinela vigila la ciudad desde una torre”.

Reflexión

Si fuese responsable de proteger documentos secretos que son vitales para la seguridad de su país, ¿cómo protegería esa información? ¿En quién confiaría? ¿Dónde guardaría esos documentos? Describa su estado mental más probable.


Escrito por:   Pastor Charles R. Swindoll    Fecha de publicación  6/23/2017 10:57 AM
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