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Cuando Dios declara la guerra a los ídolos
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Si Moisés y Aarón hubieran tenido el privilegio de escuchar predicar a Jonatán Edwards su famoso sermón "Pecadores en las manos de un Dios enojado", probablemente habrían exclamado: "¡Amén!", cuando Edwards dijo: "Todos los reyes de la tierra son, ante Dios, como saltamontes; nada son, y menos que nada: tanto su amor como su odio son menospreciables. La ira del gran Rey de reyes, es mucho más terrible que la de ellos, y su majestad es muy superior". Al escuchar estas palabras, Moisés y Aarón habrían recordado aquel día cuando comparecieron ante el rey de uno de los más grandes reinos de la antigüedad. Fueron enviados por Dios para informar al Faraón que si no soltaba al pueblo israelita, Jehová declararía la guerra a él y a sus dioses, y no cesaría de atacar a Egipto hasta que el pueblo de Israel quedara liberado. Los dos embajadores de Dios tenían un solo mensaje de parte del Señor: "Deja ir a mi pueblo... o sufrirás las consecuencias." Las respuestas del Faraón a Moisés y Aarón eran predecibles: rechazó la orden de Dios, desdeñó los milagros que realizaron Moisés y Aarón, y deliberadamente endureció su corazón en contra del Señor.
El Faraón rechaza la Palabra de Dios (Éx. 5:1-6:27) Su solicitud era sencilla: Moisés y Aarón pedían permiso para llevar al pueblo hebreo en un viaje de tres días hasta un lugar en el desierto donde pudieran adorar a Jehová. Seis días de viaje y uno de adoración significaba una semana lejos de su trabajo, pero Moisés no dijo nada acerca de cuán lejos irían o cuándo regresarían. Esta omisión le hizo sospechar al Faraón; se preguntaba si el propósito del viaje era escapar, más que adorar. Vemos algunas preguntas quedan involucradas en este episodio:
- Faraón dijo: ¿Por qué tengo que obedecer a Jehová? (Ex. 5:1-3). Esta era una pregunta razonable, puesto que los egipcios consideraban al Faraón corno un dios; y, ¿por qué tenía su rey que obedecer a un dios extraño que ni el Faraón ni los egipcios conocían? Además, ¿qué derecho tenía este nuevo dios a llamar a los hebreos "mi pueblo" cuando eran esclavos del Faraón? Si el Faraón obedecía la orden, estaría reconociendo a una deidad más grande que él, y no estaba dispuesto a hacerlo. Su orgullo y sentido de falsa seguridad no le permitían prestar atención a las palabras del Dios vivo. Moisés mencionó que los israelitas podían estar en peligro de morir si no obedecían al Señor. ¿Por qué hablar de eso? Quizá Moisés estaba insinuando que la obstinación del Faraón le podía acarrear perder a sus esclavos y que sería mejor para él darles una semana y de ese modo asegurar su mano de obra barata. Sin embargo, hay otro factor involucrado: Moisés le estaba diciendo al Faraón que el Dios de los hebreos era un Dios poderoso que podía matar a los egipcios, así corno a los hebreos. El rey necesitaba entender que las demandas de Moisés y Aarón no debían tornarse a la ligera, porque este era un asunto de vida o muerte.
- Faraón pregunta: ¿Por qué tiene que parar el trabajo? (Ex. 5:4-21). La esclavitud de los israelitas representaba un gran estímulo para la economía egipcia, y el Faraón no estaba dispuesto a perderlo. Corno los dictadores han hecho a lo largo de los siglos, el Faraón explotaba a los cautivos y no estaba interesado en su bienestar. Lo que el rey desconocía era que Dios estaba llevando a cabo un plan perfecto para liberar a su pueblo y glorificar su gran nombre; ante lo cual él no podía hacer nada para impedirlo. En vez de dar alivio a los hebreos de su duro trabajo, el Faraón hizo que su tarea fuera aun más pesada. Se negó a darles la paja que necesitaban para la fabricación de los ladrillos, y demandó que todavía siguieran cumpliendo con las cuotas de trabajo establecidas. "Si tienen tanto tiempo libre como para tomarse una semana de vacaciones", argumentaba él, "dejémosles que busquen su propia paja. La tarea extra hará que se les quiten de la cabeza esas ideas tan tontas". En opinión del Faraón, el mensaje de Dios por medio de Moisés y Aarón eran solo "palabras mentirosas" (v. 9). Cuando la tarea se les hizo insoportable debido a las nuevas reglas, los hebreos enviaron a sus capataces al Faraón para protestar. No era común que los esclavos tuvieran acceso al rey, pero él sabía lo que estaba haciendo. Les dijo lo que Moisés y Aarón le habían demandado, y de esa manera volvió a los hebreos en contra de los líderes que Dios les había dado. Los capataces les dijeron a Moisés y Aarón lo que pensaban de ellos y empezaron a hablar mal de ellos entre los hebreos. Esta no sería la última vez que Moisés sufriría la oposición de su propio pueblo, el cual no comprendía lo que Dios estaba haciendo. En vez de ir al Faraón a quejarse, los capataces debieron haber ido a Moisés y Aarón para sugerir que reunieran a los ancianos con el fin de tener una reunión de oración. Debieron haberse recordado a sí mismos las promesas que Dios había dado a Israel y reclamarlas por fe. ¡Qué gran diferencia habría significado eso para ellos y para sus líderes! Pero durante los siguientes cuarenta años, las quejas contra la voluntad de Dios y las críticas contra los líderes de Dios serían la característica del pueblo de Israel; pero, ¿es acaso el pueblo de Dios hoy diferente?
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Escrito por:
W. Wiersbe – Cursos Seamos Libertados
Fecha de publicación
10/19/2017 12:28 PM
Número de visitantes
4767
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