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TRABAJAR CON DIOS
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 Leer: 1 Corintios 3:1-9
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios (v. 9).
Durante su visita a México en 1962, Bill Ashe ayudó a reparar bombas manuales de molinos de viento en un orfanato. Quince años después, inspirado por un profundo deseo de servir a Dios —ayudando a suministrar agua potable a aldeas necesitadas—, Bill fundó una organización sin fines de lucro. Dijo: «Dios me estimuló a “sacar el mayor provecho del tiempo” buscando personas con deseos de brindar agua potable a los pobres en zonas rurales». Tiempo después, tras los pedidos de miles de pastores y evangelistas de más de 100 países necesitados de agua pura, invitó a otros a colaborar con los esfuerzos del ministerio.
A Dios le encanta que nos unamos para servirlo a Él y a otros de diversas maneras. Cuando los creyentes de Corinto discutían sobre qué maestros preferían, Pablo reafirmó su papel como siervo de Jesús y compañero de Apolos, totalmente dependiente de Dios para su crecimiento espiritual (1 Corintios 3:1-7). También nos recuerda que Dios concede valor a toda obra (v. 8). Al reconocer el privilegio de trabajar con otros para servir al Señor, nos alienta a edificarnos unos a otros mientras crecemos en amor (v. 9).
Aunque nuestro Padre poderoso no necesita nuestra ayuda para realizar su gran obra, nos equipa e invita a ser sus colaboradores.
Oremos así: Padre, gracias por darme todo lo necesario mientras haces grandes cosas en mí.
¿Por qué confiarle los resultados a Dios te da valor para hacer lo que parece imposible? ¿Qué cosa difícil te ha invitado a hacer con su ayuda? |
Escrito por:
Escritores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
8/20/2020 1:45 PM
Número de visitantes
3971
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