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Yo, por mi parte, ¡alabaré a mi Dios, con todas la fuerzas de mi ser!

Muchos cristianos tienen la sana costumbre de inclinar la cabeza y agradecer por los alimentos a Dios ya sea en sus casas o restaurantes. En muchas ocasiones los que ven, los empleados de restaurantes quedan sorprendidos por esto, y algunos llegan a decir que es la primera vez que veían esta actitud.

Hay millones de personas que nunca hacen una pausa para dar gracias a Dios por los alimentos provistos, sin embargo Dios es bueno y se acuerda de ellos y sigue proveyéndoles. Lamentablemente son pocos los hogares en los cuales hay una acción de gracias.

Al dar gracias reconocemos muchas cosas:

-          Si damos gracias por la Salvación, agradecemos por algo que nunca podríamos lograr sino fuese por Dios.

-          Si damos gracias por ser hijos de Dios, somos agradecidos por algo que obtuvimos por pura Gracia.

-          Si damos gracias por la vida, agradecemos por algo que sin Dios no podemos mantener.

-          Si damos gracias por el amor de Dios, de la esposa, de los hijos o de hermanos en Cristo, agradecemos por algo que no merecemos.

-          Si damos gracias por aquello que poseemos y administramos, reconocemos que lo tenemos por la Bondad de Dios porque todo es Suyo.

-          Si damos gracias por el lugar donde trabajamos, somos agradecidos porque Dios se acuerda de nosotros, nos permite hacer algo útil, nos da fuerzas y salud para proveer a nuestra familia y suplir las necesidades.

-          Si somos agradecidos por la Iglesia y los hermanos en Cristo, veremos a Dios a través de sus vidas motivando, ayudando, consolando, supliendo para necesidades de compañía y de familia, fortaleciéndonos y edificándonos con sus ejemplos.

-          Si damos “gracias en todo” como dice el apóstol Pablo observaremos la buena y agradable voluntad de Dios, pero también intercambiamos el dolor, la queja, la amargura, los malos pensamientos y tristeza por gozo y contentamiento que perdura.

Al dar gracias el corazón de la persona cambia, valora y se humilla ante otros y sobre todo ante Dios a quien le debemos todo.

Cuando nuestra acción de gracias es sincera y no una mera oración o fórmula, reconocemos que dependemos de Dios y que El es Soberano.

En esta semana pongámonos de rodillas humildemente y demos gracias a Dios por las bendiciones espirituales, personales y materiales que nos ha dado, todas han venido de sus manos.

       El Salmo 103 en la Biblia de lenguaje sencillo dice así:

        1

 ¡Con todas las fuerzas de mi ser  alabaré a mi Dios!
     
  2
 ¡Con todas las fuerzas de mi ser  lo alabaré y recordaré  todas sus bondades!
    
   5  Mi Dios me da siempre todo lo mejor;

        22

 Y ustedes, sus criaturas, que llenan todos los rincones
           de todo lo que existe,  ¡alaben a mi Dios!
           Yo, por mi parte,  ¡alabaré a mi Dios,
            con todas las fuerzas de mí ser!


Escrito por:   Equipo de trabajo del BBNBI.    Fecha de publicación  11/21/2007 10:43 AM
Número de visitantes  4669


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