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LA BÚSQUEDA DE LÍDERES.

Los verdaderos líderes son escasos. La gente y los grupos los buscan constantemente. A lo largo de la Biblia puede verse que Dios también busca líderes.
« Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo.... » (1 S. 13:14).
«Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré» (Jer. 5:1). «y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado .... » (Ez.22:30).
La Biblia nos muestra que cuando Dios encuentra una persona que está preparada para guiar, para comprometerse al discipulado total y tomar la responsabilidad de otros, esa persona es usada hasta el límite. Dichos líderes todavía tienen deficiencias e imperfecciones, pero a pesar de ellas, llegan a ser líderes espirituales. De los tales eran Moisés, Gedeón y David, y en la historia de la Iglesia, Martín Lutero, Juan Wesley, Adoniram Judson, William Carey y muchos otros.
Para ser un líder en la iglesia siempre se ha requerido fortaleza y fe superiores a las meramente humanas. ¿Por qué hay una necesidad tan grande de líderes, y los candidatos al liderazgo son tan pocos? Cada generación enfrenta las demandas rigurosas del liderazgo espiritual, y recibe con agrado a los pocos que se presentan para servir.
« La Iglesia tiene una dolorosa necesidad de líderes», lamentaba el predicador metodista inglés William Sangster.« Espero poder oír una voz, pero no se oye nínguna ... Preferiría escuchar, más bien que hablar, pero no hay nínguna voz fuertey sonora que escuchar.»'
Para que el mundo oiga la voz de la Iglesia hoy, se necesitan líderes de autoridad, espirituales y sacrificados. De autoridad, porque la gente quiere líderes que sepan a dónde van y tengan la confianza de que llegarán a la meta. Espirituales, porque sin una fuerte relación con Dios, hasta las personas más atractivas y competentes no pueden guiar a las personas al Señor. Sacrificados, porque esto sigue el modelo de Jesús, que se dio a sí mismo por todo el mundo, y nos llama a seguir en sus pasos.
Las iglesias crecen en todas las áreas cuando son guiada por líderes fuertes y espirituales, con el toque radiante de lo sobrenatural en su servicio . Sin dicho liderazgo la iglesia se hunde en la confusión y desazón moral. Son pocos los que predican con majestad y poder espiritual, y la resonante voz de la Iglesia se ha vuelto un susurro patético. Los líderes de hoy -los que son realmente espirituales- deben pasar la antorcha a la gente joven corno un deber de primera línea.
Muchas personas consideran que los líderes han sido dotados de intelecto, temperamento vigoroso y entusiasmo naturales.
Dichas cualidades por cierto realzan el potencial del liderazgo, pero no definen al líder espiritual. Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sufrir por amor a objetivos que sean lo suficientemente grandes corno para exigir una sincera obediencia.
Los líderes espirituales no son elegidos, ni designados, ni creados por sínodos o asambleas eclesiásticas. Sólo Dios puede formarlos. La persona no se vuelve líder simplemente porque ocupa un cargo, porque ha tornado un curso en ese tema o porque resuelve por su propia voluntad realizar esa tarea. Una persona debe poseer idoneidad adecuada para ser un líder espiritual.
A menudo el liderazgo de verdadera autoridad se confiere a la persona que años antes practicó la disciplina de buscar primeramente el reino de Dios. Luego, a medida que esa persona madura, Dios le confiere una misión de liderazgo, y el Espíritu de Dios comienza a obrar a través de esa vida. Cuando el ojo investigador de Dios encuentra una persona idónea para dirigir, Dios unge a esa persona con el Espíritu Santo y la llama a un ministerio especial (Hch. 9:17; 22:21). Samuel Brengle, el talentoso líder que sirvió por muchos años en el Ejército de Salvación, delineó el camino a la autoridad y liderazgo espiritual:
"No se gana por promoción, sino por muchas oraciones y lágrimas. Se logra por la confesión del pecado, y mucho examen de conciencia y humillación ante Dios; por la rendición de sí mismo, un sacrificio valeroso de todos los ídolos, un intrépido abrazo sin queja de la cruz, y por la mirada sin vacilar puesta en Jesús crucificado. No se gana por buscar grandes cosas para nosotros mismos, sino como Pablo, por contar esas cosas que son ganancia para nosotros como pérdida para Cristo. Este es un gran precio, pero debe ser pagado por el líder que no quiere ser meramente nominal sino un verdadero líder de hombres, un líder cuyo poder se reconoce y se manifiesta en el cielo, en la tierra y en el infierno."
Dios quiere mostrarle a dichas personas cuan fuerte realmente Él es (2 Cr. 16:9). Pero no todos los que aspiran al liderazgo están dispuestos a pagar un precio personal tan alto. No obstante, aquí no hay compromiso: este precio se paga en los recesos secretos del corazón, antes de cualquier oficio u honor público. Nuestro Señor explicó claramente a Santiago y Juan que los altos cargos en el reino de Dios están reservados para aquellos cuyo corazón -aun los lugares secretos donde ningún otro puede sondear- está calificado. La forma soberana en que Dios escudriña nuestros corazones, y luego llama al liderazgo, es asombrosa de contemplar, y hace muy humilde a la persona.
Si usted desea ser un verdadero líder o ya lo es y desea ser mejor, le animamos a estudiar el Curso Liderazgo Espiritual del Dr. Oswald Sanders.

Libro: Liderazgo Espiritual
Utilizado con permiso de Editorial Portavoz.

Escrito por:   Oswald Sanders.    Fecha de publicación  7/31/2009 4:33 PM
Número de visitantes  6047


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