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¡Liderazgo Natural y Espiritual!
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Las personas que carecen de pericias naturales de liderazgo no se vuelven grandes líderes al momento de su conversión. Sin embargo, una reseña de la historia de la Iglesia revela que el Espíritu Santo a veces pone de manifiesto dones y cualidades que estaban latentes de antemano. Cuando eso sucede, nace un líder. A. W. Tozer escribió: “Es probable que un líder verdadero y seguro sea uno que no tenga deseos de guiar, pero que se vea obligado a asumir el cargo por la presión interna del Espíritu Santo y la presión de las circunstancias... Difícilmente haya habido un líder, desde el tiempo de Pablo hasta el día actual, que no haya sido reclutado por el Espíritu Santo para la tarea, y comisionado por el Señor para ocupar un cargo por el que no sentía mucho agrado ... El hombre que tiene ambición de guiar está descalificado como líder. El verdadero líder no tendrá deseo de señorearse sobre el patrimonio de Dios, sino que será humilde, benigno, abnegado y estará totalmente preparado para seguir cuando el Espíritu elija a otro para guiar”. Cuando el ardiente celo de la Iglesia primitiva comenzó a atraer convertidos en proporciones extraordinarias, el Espíritu Santo enseñó una lección maravillosa sobre el liderazgo. La Iglesia tenía muy pocos líderes para satisfacer todas las necesidades, especialmente entre los pobres y las viudas. Se necesitaba otra jerarquía de líderes. «Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo» (Hch. 6:3). Estos nuevos líderes debían primero y principalmente ser llenos del Espíritu Santo. La espiritualidad no es fácil de definir, pero se puede saber cuando está presente. Es la fragancia del jardín del Señor, el poder para cambiar la atmósfera a su alrededor, la influencia que hace que Cristo sea real a otros. Si se requiere de los diáconos que sean llenos del Espíritu, ¿Deberían ser menos los que predican y enseñan la Palabra de Dios? Los objetivos espirituales sólo las logran las personas espirituales que usan métodos espirituales. ¡Cómo cambiarían nuestras iglesias y agencias misioneras si los líderes fuesen llenos del Espíritu! Independientemente del talento y del encanto personal, la mente y el corazón seculares no tienen lugar en el liderazgo de la Iglesia. John Mott captó bien el corazón del liderazgo espiritual: “Liderazgo en el sentido de rendir máximo servicio; liderazgo en el sentido de la mayor generosidad; en el sentido de estar absortos de modo incondicional en la más grande obra del mundo: edificando el reino de nuestro Señor Jesucristo”. Montgomery delineó siete cualidades necesarias para un líder militar, cada una apropiada para la guerra espiritual: El líder debe: 1) Evitar que lo abrumen los detalles. 2) No ser mezquino. 3) No ser pomposo. 4) Saber seleccionar a las personas. que sean idóneas para la tarea. 5) Confiar en otros para hacer un trabajo sin que el líder se entrometa; 6) Ser capaz de tomar decisiones claras; y 7) Inspirar confianza. John Mott se movía entre los círculos estudiantiles, y sus criterios de evaluación cubrían diferentes áreas. Él decía que debería indagarse de un líder para ver si él: 1) Hace bien las cosas pequeñas; 2) Ha aprendido a concentrarse en las prioridades. 3) Usa bien el tiempo libre. 4) Posee intensidad de propósito. 5) Sabe cómo explotar el impulso. 6) Sigue creciendo. 7) Vence el desaliento y las situaciones «imposibles». 8) Comprende sus debilidades. Debemos decir lo siguiente finalizando, una sola vida tiene inmensas posibilidades para el bien o para el mal. Dejamos una influencia indeleble en las personas que se exponen a nuestra influencia, aun cuando no nos demos cuenta de ello.
Libro: Liderazgo Espiritual. Instituto Bíblico de BBN - Curso: 60100 Liderazgo Espiritual Utilizado con permiso de la Editorial Portavoz
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Escrito por:
J.Oswald Sanders.
Fecha de publicación
5/7/2010 5:23 PM
Número de visitantes
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