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¿Qué quiere decir la Biblia cuando afirma que las esposas han de someterse a sus esposos? - Segunda Parte.

Cristo ama a su Esposa y es su Salvador. Cristo dio su vida por ella. De la misma forma, el esposo ha de amar a su esposa como Cristo ama a su Iglesia. El amor de un esposo debe ser capaz de sacrificar, alimentar, apreciar y proteger. Un hombre debe amar a su esposa de la misma manera en que ama a su propio cuerpo (Efesios 5:25,28).
El mismo nivel de devoción que se requiere al esposo para que ame se requiere de la esposa para que se someta (Efesios 5:22). Antes de que consideremos la sumisión como única en una esposa, necesitamos recordar que Pablo aboga por la sumisión mutua entre los creyentes (Efesios 5:21). Nadie debe exigir ni forzar a nadie a que se rinda; la sumisión es voluntaria. La Biblia no dice que es responsabilidad de un esposo asegurarse de que la esposa se le someta.
La sumisión de una esposa a su marido es una respuesta de su amor y devoción al Señor primero. Ella se somete al Señor por tener un corazón humilde y agradecido, no porque sea una esclava, sino una sierva. De la misma forma, la sumisión bíblica en el matrimonio es servicio, no esclavitud. Una esposa piadosa está motivada a someterse a su esposo, no por temor, interés propio ni autoprotección, sino por amor (1Pedro 3:6).
Las Escrituras no definen la sumisión como una obediencia sin sentido a todo deseo o exigencia del esposo. Tampoco es para evitar una discusión a toda costa. Más bien la sumisión es un profundo compromiso con una persona. Es escoger trabajar con el compañero de uno de tal manera que se fomente la unidad. Una pareja casada se convierte en una sola carne y debe trabajar como equipo (Génesis 2:26). Las peleas y discusiones constantes no favorecen a una pareja que está tratando de unificarse.
Como ilustración podemos decir que un jugador de un equipo debe someterse a la guía de su entrenador. Un buen entrenador sirve de guía al equipo en cuanto a la estrategia y a utilizar para sacar provecho los puntos fuertes de los jugadores y lograr el éxito del equipo. Un jugador dotado puede debatir un punto con su entrenador, pero llega un momento en que, si siguen estando en desacuerdo, el jugador debe someterse al entrenador. De la misma manera, la esposa, a veces, debe dejar de lado su desacuerdo y seguir la guía de su esposo, a quien Dios ha colocado en su vida como cabeza. (A veces la sumisión no es buena para ninguno de los dos, como en el caso del abuso).
El matrimonio, de acuerdo al diseño de Dios, es una relación que devuelve amor por amor, servicio por servicio. Los esposos y las esposas aman y se sacrifican mutuamente de forma distinta. Los esposos aman a sus esposas protegiéndolas, apreciándolas y sirviéndolas. Las esposas se someten a sus maridos por respeto y amor. Tanto el esposo como la esposa tienen amplias oportunidades de mostrarse uno al otro el amor de Cristo. No siempre es fácil, pero como mejor reflejan los matrimonios la obra redentora de Cristo en la vida de los cónyuges es siguiendo los principios del amor y la sumisión cristiana.

Escrito por:   Editores de Nuestro Pan Diario.    Fecha de publicación  6/10/2010 9:25 AM
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