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Fidelidad rutinaria - Introducción
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Con frecuencia los mensajes sobre la vida espiritual van enfocados a las experiencias de crisis que experimentan los creyentes en sus vidas. Las exhortaciones de tales mensajes piden normalmente una decisión en la crisis. Si un cristiano oye tales sermones, año tras año, o se queda insensible por el sonido constante de la campanilla de alerta o lo asocia espiritualmente sólo con las situaciones de crisis. Hemos de admitir que muchas veces necesitamos llamadas a la decisión y con certeza deberían aplicarse principios espirituales en las crisis de la vida. Pero también es verdad que, como la mayor parte de nuestra vida la pasamos en las cosas rutinarias de la vida, debemos aplicar espiritualidad a estas facetas igualmente. La base del juicio cristiano es la fidelidad, y por eso « se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel» ( 1Co. 4:2). También es verdad que la mayoría de las actividades de los cristianos se dedican a cosas rutinarias. Por lo tanto, es mayormente en los asuntos rutinarios de la vida donde se requiere la fidelidad. ¿Ha notado usted alguna vez que cuando Pablo resume la conducta del cristiano, la relaciona con las actividades ordinarias de la vida? Él dice en 1Corintios 10:3 1 : «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» . Habría sido casi innecesario para él haber dicho algo así como: «Si, pues, oráis o testificáis, hacedlo todo a la gloria de Dios» . Naturalmente estamos pensando en la gloria de Dios en estos asuntos más que cuando comemos o bebemos. De manera que es en las rutinas de la vida (lo mismo que en las crisis) donde una persona espiritual debe mostrar su fidelidad a Dios. Y estas son, con frecuencia, las esferas más difíciles. No sólo constituye un problema para la vida espiritual la esfera de la rutina, sino que la consistencia de la práctica es también un problema. Hay pocos que no puedan aprestarse a lo infrecuente. La mayoría puede hacer lo necesario cuando se ven presionados. Lo mismo ocurre en los asuntos espirituales. Si se nos llama para orar en público o si se nos pide que participemos en alguna campaña relacionada con la obra del Señor, o si se nos aprieta para dar cuenta de nuestra fe, la mayoría de nosotros podemos hallar lo necesario para salir de tales situaciones. Pero todos tendemos a no estar vigilantes en la rutina. Y si vivimos por un tiempo semejante rutina, entonces inevitablemente nos aburrimos y con frecuencia nos descorazonamos porque, sencillamente, la rutina nos «derriba» . Pero si los principios bíblicos de la vida espiritual operan de algún modo, con certeza han de verse en las cosas rutinarias de la vida y ha de verse continuamente. Dios tiene una palabra importante para esta situación y una palabra que debe atenderse fielmente si vamos a vivir la vida espiritual. Lo que Él tiene que decir se encierra en una sola palabra del Nuevo Testamento, palabra que se traduce de varias maneras, pero que básicamente significa descorazonarse. No es un desmayo físico ni una mera lasitud, sino más bien una falta de inclinación mental que a veces se acerca a la cobardía. En el uso de esta palabra y sólo se encuentra siete veces en el Nuevo Testamento es como si Dios pusiera su dedo en las esferas clave de la vida para que demos atención especial y no nos descorazonemos.
Si desea ser fiel en su rutina diaria le invitamos a estudiar el curso Equilibrio en la Vida Cristiana. Estas interesantes lecciones las encuentra en el Ciclo de Estudios de Vida y Hogar Cristiano.
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Escrito por:
Charles Ryrie.
Fecha de publicación
6/18/2010 12:41 PM
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