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Piensa como Dios
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Fil. 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad [presente imperativo, “continuamente o habitualmente”]
En la mayoría de los deportes los psicólogos cada vez son más indispensables, y los entrenadores han aprendido que la manera como su jugador piensa determinará qué tan bueno será su desempeño dentro de la cancha. Así mismo, qué y cómo un creyente piensa determinará su desempeño en situaciones comunes de la vida y en sus relaciones personales. Pablo comienza con la frase “por lo demás”, atando este pasaje a las órdenes previas de cómo uno debe pensar: “Por nada estéis afanosos” y “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios”, con la consecuencia que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Si tú piensas correctamente, entonces la paz de Dios mantendrá tu vida estable y fuerte. Pablo luego específica cómo debe ser nuestro pensamiento. En lo que quiera que pienses, los pensamientos que escoges repetir en tu mente, moldean tus creencias y valores, los cuales controlan tus respuestas emocionales, estimulando así tu motivación y comportamiento. ¿En qué se enfoca tu mente? El apóstol nos aconseja: - Escoge pensar en todo lo que sea “veraz” (de alguien), en hechos (no chismes, rumores o exageraciones), motivos sinceros (no engañosos), o lo “leal, propio, confiable o genuino”. Piensa en eso al pensar en otros o en otros ministerios. - Piensa en lo que sea “noble”, que significa “respetuoso, digno, o de carácter exaltable”. No significa ingenuidad al ver lo positivo en los demás. - Piensa en lo que sea “justo”, es decir, que alcanza los estándares de Dios. - Piensa en lo que sea “puro”, o “libre de adulteraciones o perversiones”. El desafío de guardar nuestros pensamientos sin contagio con la inmoralidad o el egoísmo no es fácil, pero la mente puede pensar una sola cosa a la vez, por lo que, podemos llenarla de pensamientos santos y objetivos, en definitiva nosotros escogemos. - Piensa en lo que sea “amable”, se refiere a aquello que sea “agradable y aceptable” y no pensar en razones negativas por las cuales rechazar a una persona. - Piensa en lo que sea “de buen nombre” o “encomiable” se refiere a algo “admirable”, “merecedor de una buena reputación”. Edifica a alguien (alienta, motiva a alguien – aunque lo que dice implica construcción). - Piensa en lo que sea “de virtud alguna”, esto es, cualquier cosa que sea “agradable a Dios, de excelencia moral o de calidad de acción”. - Piensa en lo que sea “digno de alabanza” significa “aplauso, elogio”, y busca alabar o elogiar a una persona a diario. Cualquier cosa que pensemos que no alcance este criterio de ocho requisitos, debe ser calificado como indigno de nuestro tiempo o pensamiento. Cuando pienses en alguien, busca enfocarte en todas las características de está lista. Recuerda, así es cómo Dios piensa de nosotros: Él promete que “aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Co. 4:5). Seamos más como Dios y siempre pensemos cómo podemos alabarnos unos a otros cada día.
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Escrito por:
Editores de Verdades para Vivir.
Fecha de publicación
11/18/2010 3:52 PM
Número de visitantes
5892
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