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Descanso
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"Bienaventurado el hombre a quien tú, Jehová, corriges, y en tu Ley lo instruyes para hacerlo descansar en los días de aflicción." Salmo 94:12-13
Los que vivimos en las grandes ciudades padecemos un mal crónico. Vivimos siempre corriendo. Parece que el descanso está prohibido. Tengo amigos que viven en el interior de Argentina y tienen un estilo de vida mucho más ameno. Trabajan más, pero viven más tranquilos. En lugar de viajar una hora y media de ida y otra hora y media de vuelta de su casa al trabajo, solo caminan quince cuadras. Van a almorzar al mediodía con su familia y regresan del trabajo para estar en su casa con ellos a la tarde. Nada de comer un sandiwch a las apuradas al mediodía porque el tiempo no alcanza,o regresar a casa de noche, después de una odisea en el tren o en el colectivo, ya sin ganas de nada. Convivimos con esta realidad que nos absorbe y la asumimos como habitual. Nos quejamos del cansancio, pero no modificamos nuestros hábitos cotidianos. Y como consecuencia, al repetir el mismo proceso, obtenemos los mismos resultados. El salmista no tenía estos problemas, pero tenía otros. En su tiempo y en su ciudad, había otros motivos que le quitaban el sueño y le restaban tranquilidad. La consecuencia era la misma que la nuestra, una necesidad imperiosa de descansar. La diferencia es que él encontró una solución para cambiar su rutina y lograr estar mejor, y en pocas palabras nos deja una instrucción para descansar. Él había aprendido que era necesario comenzar por tener buenos hábitos. Por eso la importancia de la corrección divina. Hoy Dios no va a mandar un ángel para indicarnos que estamos haciendo mal las cosas, pero por su Santo Espíritu, puede convencernos de pecado, y aumentar la influencia de nuestra conciencia para alertarnos de nuestro mal obrar. Esto se potencia, si nos instruimos en Su Ley, y aprendemos mejor cuales son las pautas o mandamientos que Dios nos dejó en la Biblia. Conocer más en profundidad a Dios nos va a permitir amarlo más. No se puede amar a quien no se conoce. Por eso, el conocimiento de Dios puede darnos descanso, para que en el día de aflicción en lugar de enojarnos o cuestionarlo, podamos seguir confiando en la bondad y amor de Dios. Eso va a permitir descansar.
REFLEXIÓN — Prueba otro hábito de descanso.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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Escrito por:
Daniel Pérez Cliffe
Fecha de publicación
12/2/2010 7:49 AM
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