BBN Radio
Cómo Ir Al CieloRadioInstituto BíblicoChatRecursosIdiomasDonacionesContáctenos
Inscribirse|Acceso a los Cursos|Ayudas a sus Preguntas|BI Ayuda de Audio|Quienes somos|Herramientas|Testimonios|
Datos de ingreso
Entrada del estudiante
nombre del usuario:
Contraseña p/este sitio:


¿olvidó su contraseña?
¿olvidó su usuario?
No es un estudiante aún
¡Excusas! Quinta Parte - Acercándose más a Dios

"No quiero ir"

Finalmente. Moisés abre su corazón: ... ¡Ay. Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar (Ex.4: 13).
Señor, si es absolutamente necesario iré, pero ¿no puedes buscar a otro? La respuesta de Moisés implica que él aceptó de mala gana la voluntad de Dios, pero también saca a la luz lo que hay detrás de todas sus excusas. Sencillamente no quería ir. Sin duda había otro líder con mejores cualidades para asumir esa responsabilidad. Sus objeciones encubrían un deseo fundamental, deseaba que nadie perturbara su paz, no le gustaba el precio de la obediencia. Bajo la superficie había una raíz de terquedad, una dureza de corazón desarrollada en la edad madura. No importaba cuánto Moisés odiara a Madián, la sola idea de regresar a Egipto era peor. Había llegado al punto de aceptar la monotonía sin fin, y la humillante tarea de cuidar ovejas. Desempeñaba una vocación en la cual el fracaso era, para todo propósito práctico, imposible.
Regresar a Egipto era arriesgado. Hablar en nombre de Dios y a favor de toda una nación era aterrador. El rechazo continuo era una clara posibilidad. como también la muerte prematura en últimas a manos de un rey irritado. La vida en el desierto no había sido del todo satisfactoria, pero se veía mucho mejor que asumir una tarea impredecible, pero altamente visible en Egipto. También tenía una esposa y unos hijos en quienes pensar. ¿Irían con él a Egipto, o se quedarían con su familia política? ¿y qué pasaría si se abrían de nuevo las antiguas heridas? Después de todo había intentado unir a la nación contra las crueles políticas de un Faraón anterior. Aún podía saborear la hiel del rechazo que había sufrido como resultado. El presente con sus dificultades era más seguro que un futuro peligroso y a un gran costo personal. El fantasma del fracaso aún estaba activo. Si tenía que ir, iría. Pero si Dios era misericordioso enviaría a otro para que realizara esa tarea. Sí, Dios tenía las respuestas para sus excusas, pero ¿cuál sería el remedio para su terco corazón? Aún después de su renuente "sí" Moisés esperaba que el Todopoderoso cambiara de opinión.
Pero a Dios no le causó gracia la respuesta de Moisés: Entonces Jehová se enojó contra Moisés. y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón... Y él hablará por ti al pueblo: él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios (Ex. 4: 14. 16). Si Moisés pensaba que no había sido dotado para la oratoria, podía depender de su hermano Aarón que aún se encontraba viviendo en Egipto. No era lo ideal, pero por lo menos contaba con un vocero. Moisés regresó a la casa de su suegro y le pidió permiso para viajar a Egipto. Tomó a su esposa e hijos y los puso sobre asnos, e inició su recorrido de regreso a la tierra de su juventud. Y claro, también llevó su vara. la que había usado durante su estadía en el desierto. Partió sin saber qué le esperaba. Sabía que la tarea no sería fácil. pues Dios le había dicho que el corazón de Faraón sería endurecido, razón por la cual permitiría la salida del pueblo. Puesto que el Todopoderoso no había modificado su opinión, Moisés tendría que hacer todo lo mejor posible.
¡Piense en lo que Moisés se habría perdido si no hubiera regresado a Egipto! Claro, no hubiera tenido que aguantar una nación terca y descontenta que refunfuñaba a cada paso en el desierto. Pero también hubiera perdido la oportunidad de ver a los dioses de Egipto humillados, y la  increíble victoria cuando cruzaron el Mar Rojo. Más importante, aun hubiera perdido 40 días de comunión permanente con Dios en el monte Sinaí, y no habría estado con el Señor 1400 años después en el monte de la transfiguración.
Mientras Moisés corría a esconderse tras un escudo de excusas, todos estos privilegios, humanamente hablando estaban en veremos. Moisés puede estar agradecido porque Dios prevaleció. Hasta el día de hoy la nación de Israel está agradecida porque Dios prevaleció. Los ángeles están agradecidos porque Dios prevaleció. Nosotros también estamos agradecidas porque Dios prevaleció, sólo Satanás quedó enojado.
Continué aprendiendo sobre la vida de Moisés, estudiando el curso Acercándose más a Dios, serie que encuentra en el Ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos.

Escrito por:   E. Lutzer - Acercándose más a Dios    Fecha de publicación  7/15/2011 3:53 PM
Número de visitantes  3994


Próximo: Cómo ser Rico
Login                                                                                           Herramientas bíblicas   Derechos de autor   Privacidad