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Le han juzgado...
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Todos
hemos sido medidos con el criterio de otra persona, o evaluados bajo
las preferencias personales de nuestros padres, hermanos y amigos. De
hecho, instintivamente comparamos a cada persona que conocemos con
nuestro patrón de "las cualidades más buscadas". Apariencia,
personalidad, inteligencia y sinceridad, son algunas de las
características que afectan el juicio que nos hacemos mutuamente. Aunque
teóricamente podemos estar de acuerdo en que todas las personas son
creadas de manera semejante, nos nivelamos en una escala que está de
acuerdo con nuestro gusto. No tratamos a la gente, de acuerdo con un
valor absoluto, sino relativo. Los
padres cometen un error cuando juzgan a sus hijos por las normas de la
sociedad. Quizá la belleza sea el modelo más común, la cual, dice James
Dobson, nuestra cultura ve como la "moneda de oro del valor humano". Con
frecuencia los padres caen en la trampa de prestarle más atención al
niño atractivo, quien los hace sentir mejor. Los otros niños sienten el
dolor del rechazo, y la depresión que viene de saber que sencillamente
no dan la talla. Como nuestra opinión de quiénes somos está determinada
por aquellos que nos rodean, el niño que siente el rechazo de sus padres
tendrá una carga emocional con la cual tratar, mientras se esfuerza por
la integridad de la misma. Si
la apariencia es la moneda de oro del valor humano, seguro que la
inteligencia es la de plata. Si usted tiene la buena fortuna de ser un
"niño prodigio”, será aceptado por su brillantez. El prestigio está
conectado con las notas altas en álgebra, ciencias políticas o
programación de computadores. Los
niños pueden tener habilidades naturales para la música, el arte, o
para hablar en público, y todavía sentir el aguijón del rechazo dentro
de la cadena familiar. Dado el gran número de familias que no
interactúan bien, incluso los niños dotados pueden crecer con
sentimientos de depresión y odio por sí mismos. Los niños que son
ignorados, o de quienes se abusa verbal y físicamente, conocen el dolor
interior de sentir que realmente nadie los ama, y que no tienen ningún
valor aparente. Hay
evidencia que David, que luego fue el rey de Israel, luego sufrió debido al rechazo de su padre y los hermanos
mayores. Ellos se ofendieron por su rápido ascenso a la fama, y
hubieran preferido que permaneciera en casa con las ovejas, a donde
pertenecía.
Pero nos estamos adelantando a la historia que usted puede
estudiar con nosotros en el curso Creciendo a través del Conflicto,
lecciones disponibles en el ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos.
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Escrito por:
E. Lutzer - Creciendo a través del Conflicto
Fecha de publicación
1/19/2012 7:42 PM
Número de visitantes
4231
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