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Las Profesiones del Cristiano: Somos Atletas (parte l)
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Cuando éramos niños siempre se nos preguntaba, ¿qué quieres ser cuando seas grande? Aunque la mayoría de nosotros no terminamos siendo astronautas, doctores o bomberos, todos aquellos que somos creyentes adquirimos automáticamente varias profesiones de las cuales quizás no seas consciente.
SOMOS ATLETAS: 1 Corintios 9:24-27. “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.”
Nosotros estamos corriendo en la carrera de la vida, el premio no es la salvación, pues la salvación no es un premio que se tiene que ganar, la salvación es un regalo de Dios, ningún hombre la puede ganar, Cristo pagó un precio muy alto para darnos ese regalo. Cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, en ese momento somos puestos en la carrera. Y los premios que ganamos en esta carrera son llamados galardones. (Lucas 6:23, Lucas 6:35, Apocalipsis 11:18, Apocalipsis 22:12).
Cuando pensamos en un atleta debemos pensar en por lo menos tres elementos esenciales:
I. Entrenamiento:
No existe atleta que no tenga entrenamiento. En la antigua Grecia, en la época del apóstol Pablo, existían competencia como lo que ahora conocemos las olimpiadas y los participantes se preparaban 10 meses antes de los juegos bajo un entrenamiento estricto, tenían que abstenerse de muchas cosas, su meta era entrenar y prepararse para esos juegos. Algo muy importante es que en la mente de esos atletas no estaba la idea de que estuvieran haciendo un gran sacrificio ni se compadecían de sí mismos, ellos sabían que ser participantes de esas competencias o juegos era un privilegio. (Por ejemplo a los que les gusta mucho el fútbol: si un día llegara el director técnico de la Selección Nacional y le dijera “eres seleccionado para ir al mundial y vas a usar la camiseta con el número de tu jugador preferido, sólo hay un detalle, tendrás que someterte a un entrenamiento fuerte por diez meses”, por seguro que esa persona estaría dispuesta a entrenar y es muy probable que iría con gusto y ánimo.)
Parte del entrenamiento es la abstinencia y esto es dejar a un lado todo aquello que yo sé que me va a hacer mal y que me hará alejarme de mi propósito. Abstinencia se refiere a dominio propio. (1 Pedro 2:11) Dios sabe que los deseos carnales van a arruinarme la vida. (Por ejemplo si tengo un vaso con cianuro, aunque tenga sed sé que debo abstenerme de tomarlo, pues el hacerlo me va a matar.) Dios sabe que el pecado arruina la vida y cuando me dice que me abstenga de ciertas cosas no es porque mis padres o mi religión estén en mi contra, sino que Dios sabe que detrás del disfrute momentáneo del pecado va a traer consecuencias terribles. Debo entender que Dios tiene cosas mejores para mí. Cuando Dios me pide abstenerme de algunas cosas es para que tenga éxito en la carrera que como cristiano estoy corriendo en esta vida. En 1 Corintios 9:27, la palabra 'hiero' o 'golpeo' mi cuerpo en el griego se refiere a la palabra (Upopiazo), “Upo” se refiere a (abajo) y “piazo” (ojo) es decir un golpe debajo del ojo, una de las zonas más sensibles en la cara porque allí no hay hueso, en aquel tiempo ésta palabra era el equivalente al término nuestro en boxeo Nocaut, esto es dar un golpe que derriba al oponente y lo deja fuera de combate y Pablo decía me doy un (upopiazo) esto es, dejo fuera de combate a mi carne, no dejando que mi cuerpo sea mi amo, sino mi siervo. Pablo decía, “lo pongo en servidumbre”, es decir sujeto a mi cuerpo para que sea mi siervo, el cuerpo es un buen siervo pero es un mal amo. Y cuando vivo para atender las necesidades y exigencias de mi cuerpo. (Proverbios 27:20, 2 Pedro 2:14) La Palabra del Señor dice claramente que por más que le dé no estará satisfecho, siempre va a querer más y me vuelvo un esclavo de lo que mi cuerpo pide. Mi cuerpo me ha sido dado por Dios como un instrumento para servirle. (Hebreos 10:5) Dios le preparó un cuerpo a nuestro Señor Jesucristo para que muriera, para que hiciera Su voluntad, para que hiciera el sacrificio en mi lugar, para que ocupara el lugar que yo merecía en la cruz. Y con su cuerpo caminó y fue curando a la gente, usó su lengua para comunicar el mensaje de Dios, utilizó sus manos para sanar, para acariciar al afligido, para tocar al leproso, su cuerpo fue un instrumento en manos de Dios. ¿Y qué hay de mi cuerpo? Por eso es tan importante la disciplina. Debemos entrenarnos en el Gimnasio de Dios en la disciplina de una vida donde no hay libertinaje, el no someter a mi carne y darle rienda suelta a mis deseos pecaminosos me va a traer consecuencias terribles y voy a terminar solo y con una vida destruida. “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” (Hebreos 12:11)
Las Profesiones del Cristiano es un curso en la division 'Estudios Bíblicos para Jóvenes' de BBNBI.
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Escrito por:
Gustavo Caramelino (transcrito por A. Contreras)
Fecha de publicación
4/13/2012 4:40 PM
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