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Un lugar mejor
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… Dios mismo estará con ellos como su Dios. —Apocalipsis 21:3 Cuando falleció el suegro de mi amiga Marci, ella dejó de hacer el postre favorito de él: ensalada de piña. Un día, su hijito le preguntó por qué ya no la preparaba, y ella le contestó: «Me recuerda al abuelo y me pone triste. A él le gustaba muchísimo ese postre». Su hijo le respondió con tono alegre: «¡Pero no tanto como el cielo!». Ese niñito tenía la idea bien clara: el cielo es un lugar mucho mejor. Recordar esto puede ayudarnos a aliviar la tristeza cuando algunas cosas de esta tierra despiertan recuerdos de seres amados que ya han muerto. Nuestros familiares y amigos que tienen domicilio en el cielo están mucho más felices allí porque: • El cielo es la casa de Dios. Los hijos de Dios disfrutarán de su presencia por la eternidad (Apocalipsis 21:3-4). • El cielo tiene todas las comodidades. Los residentes del cielo nunca se enfermarán ni entristecerán (21:4), ni tampoco tendrán hambre ni sed (7:16). • El cielo es un lugar hermoso. Un río «resplandeciente como cristal» fluirá desde el trono de Dios (22:1) y el Señor mismo será la luz que lo ilumine (22:5). ¿Hay cosas de este mundo que a veces te recuerdan a creyentes que pasaron al otro mundo? Si es así, es consolador pensar que ahora están disfrutando del cielo… un lugar muchísimo mejor.
Los placeres de la tierra no pueden compararse con la felicidad del cielo.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
6/6/2012 8:42 AM
Número de visitantes
3878
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