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Espere las Pruebas - Segunda Parte
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El Señor nos prueba para estimular el crecimiento espiritual y sacar lo mejor de nosotros; pero el diablo nos tienta para sacar lo peor de nosotros y estimular la inmadurez espiritual. La actitud que adoptarnos frente a nuestras dificultades determina la dirección en que va a ir la vida, porque lo que la vida nos da depende de lo que la vida encuentra en nosotros. Si confiarnos en Dios y obedecemos Su Palabra, pasaremos la prueba y creceremos; pero si nos quejamos en nuestra incredulidad y desobedecemos al Señor, fallaremos en la prueba y permaneceremos en la inmadurez (Stg. 1:12-18; He. 12:1-11). El pueblo de Israel era experto en lo que se refiere a la murmuración y las quejas (Ex. 16:1-12; Nm. 14:2, 27-29; 16:41; 17:1-10; Dt. 1:27; Sal. 78:17ss; 106:14) Mientras que Dios los probaba, ellos le estaban tentando a Él mediante su actitud y palabras. Tentar a Dios significa que adoptarnos deliberadamente una postura de desobediencia y le desafiamos a hacer algo al respecto. En más de una ocasión en su peregrinaje por el desierto, los israelitas provocaron el juicio de Dios mediante su actitud de obstinación y su persistencia en quejarse. Nuestro Padre Celestial es paciente y compasivo, pero a veces tiene que disciplinar a sus hijos y enseñarles a comportarse bien. Las quejas no resuelven los problemas, pero si tratamos de huir de una situación difícil nos encontraremos con los mismos problemas en el nuevo lugar y todavía tendremos que resolverlos. Por supuesto, el corazón de cada problema es el problema en el corazón, y el corazón de muchos hebreos no era recto para con Dios. Recordaban la comida de Egipto, pero se olvidaron de las maravillas que Dios había realizado (Sal. 106:7), y algunos de ellos empezaron a adorar a los dioses de Egipto que Jehová había humillado y juzgado (Jos. 24:14; Ez. 20:6-9; 23:8). ¡Imagínese adorando ídolos y luego quejándose a Dios de sus problemas! Moisés lo enfocó de la manera correcta: él camino por fe. Clamó al Señor y luego siguió sus órdenes. Dios puede resolver nuestros problemas haciendo que las cosas cambien (como cambiar el agua amarga en dulce), o dándonos algo diferente (como los manantiales de agua de Elim), o dándonos la gracia que necesitamos para soportar nuestras dificultades y no quejarnos. El tercer método es el que produce un crecimiento espiritual perdurable (2 Co. 12:7-10). Ahora bien en este pasaje hacer del "árbol" una imagen de la cruz de Cristo es ir más allá de lo que el pasaje nos enseña. Ciertamente los hijos de Dios logran la victoria en sus pruebas al identificarse con Cristo en su muerte (Ro. 6) y resurrección (Ro. 8), pero ésta no es la lección de este pasaje. El énfasis aquí está en la confianza en Dios y en obedecerle, sabiendo que la voluntad de Dios nunca nos llevará a donde la gracia de Dios no pueda guardarnos. Cuando experimentamos pruebas, nuestras quejas son evidencia de incredulidad, pero nuestra obediencia es evidencia de fe. De esta experiencia difícil, los israelitas no solo aprendieron algo acerca de sí mismos y de la vida, sino que también aprendieron algo acerca de su Dios, esto es, que El es "Jehová Rafa", (Jehová tu sanador) (Ex. 15:26). Dios prometió a Israel bendiciones físicas abundantes si ellos le obedecían, pero también aflicciones físicas si le desobedecían (Dt. 7:12-15; 28). Estas promesas fueron una parte del antiguo pacto con Israel y no son repetidas en el nuevo pacto para los creyentes de hoy. Si es conforme a su voluntad, Dios puede ciertamente curar toda enfermedad, pero nuestra actitud debe ser siempre: "mas no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres". Continué aprendiendo de la vida de Moisés e Israel en el desierto, estudiando la serie Seamos Libertados. Inscríbase hoy mismo y comience a estudiar el libro de Éxodo, totalmente Gratis en el Instituto Bíblico de BBN.
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Escrito por:
W. Wiersbe - Seamos Libertados
Fecha de publicación
6/6/2012 11:01 PM
Número de visitantes
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