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El Espíritu Santo y Cristo
 
a. En referencia a su obra en la antigua dispensación.
(1) En la predicación.  “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.” (I Pedro 3:18-20), Este pasaje de las Escrituras ha sido usado por distintas sectas, para enseñar que Dios da al hombre una segunda oportunidad después de la muerte.  Ellos interpretan esta porción de las Escrituras como entendiendo que Cristo, entre su crucifixión y su resurrección, fue al Hades y ofreció salvación a los muertos impíos.  Si ellos entonces creían en El, ellos serian salvos.
Sabemos que ese enfoque no es verdadero, porque, “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, ” (Heb. 9:27).  No hay una segunda oportunidad.  La correcta interpretación es que Cristo, por el Espíritu Santo en Noe, predico el evangelio a las personas, avisándoles acerca del juicio sobre el mundo.  Ellos rechazaron el mensaje; ellos murieron en el diluvio; por eso, sus espíritus están ahora esperando por la resurrección y el juicio.
(2) En Profecía.  “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” (I Pedro1:10, 11).
(3) En Tipos.  El Tabernáculo es un tipo de Cristo.  Todo en él revela al Salvador, y fue el Espíritu Santo quien capacitó a los hombres para edificar el Tabernáculo.  “Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.  Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado;” (Ex. 31:2-6).

b. Referencias a Su Obra en Su manifestación terrenal.
(1) El nacimiento de Cristo.  “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” (Lucas 1:35).  Nunca en las Escrituras encontramos que Jesús es declarado ser Hijo del Espíritu.  El Santo Ser era Hijo de Dios.
(2) El Bautismo de Cristo.  “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” (Lucas 3:21, 22).  Ver también Marcos 1:10, 11; Juan 1:32, 34.
(3) La tentación de Cristo.  “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lucas 4:1, 2a).  Ver también Mateo 4:1; Marcos 1:12.
(4) El ungimiento de Cristo.  “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hechos 10:38).  Ver también Lucas 4:16-21.
(5) La enseñanza de Cristo.  “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.” (Juan 3:34).
(6) Los milagros de Cristo.   “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” (Mat. 12:28).
(7) La Vida de Cristo.  “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lucas 4:1). Ver también Lucas 10:21; Hebreos 9:14.
(8) La muerte de Cristo.  “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? ” (Heb. 9:14).
(9) La resurrección de Cristo.  “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Rom. 8:11).
(10) Los mandamientos de Cristo previos a su ascensión.  Lucas nos dice lo que escribió en su primer libro: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; ” (Hechos 1:1,2).  Ver también Hechos 1:8.

c. En referencia a su obra durante este tiempo.
(1) El glorifica a Cristo.  “El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Juan 16:14).
(2) El testifica de Cristo.  “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero.  A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.  Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hechos 5:30-32).
(3) El entrona a Cristo.  “Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.” (1 Cor. 12:3).
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Escrito por:   Dr. Mark G. Cambron.    Fecha de publicación  6/12/2012 2:00 PM
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