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Nuestro llamamiento a la benignidad

En esta sección estarnos aprendiendo sobre las acciones de la paciencia, la benignidad y la bondad en nuestro trato con personas en nuestra vida. A medida que nos relacionamos con otras personas todos los días y experimentamos cualquier dolor que nos puedan infligir, debernos tener paciencia y no hacer nada pecaminoso, ni dañino cuando nos provoquen. Esta respuesta santa se logra al inclinarnos en oración y pedirle a Dios que nos llene de su paciencia. ¡Sólo Él puede ayudarnos a no hacer nada! Después de haber orado por paciencia, es hora de moverse, entrar en acción, levantarse y hacer algo. Y ese "algo" es la benignidad, el siguiente don de gracia en la lista del Señor: "el fruto del Espíritu es... benignidad" (Gá. 5:22).
Tal como nuestro Señor es benigno, a nosotros sus servidores se nos llama a ser benignos. Aunque el fruto de la benignidad nace en nuestra vida a medida que andamos en el Espíritu, ese andar implica el demostrar varios mandamientos que se nos da en la Palabra de Dios y además eliminar ciertas características carnales. Uno de dichos mandamientos aparece en un pasaje de las Escrituras que el erudito William Barclay titula: “Las cosas que deben desaparecer de la vida” (Ef. 4:25-32). En estos versículos, el apóstol Pablo advierte a los cristianos contra la conducta que entristece al Espíritu Santo (v. 30) y que causa dolor al corazón de Dios. Esta conducta incluye varias formas de maldad (amargura, ira, enfado, clamor y maledicencia), las cuales deben desaparecer de nuestra vida. En su lugar, se nos llama a “sed benignos unos con otros” (v. 32). Una traducción de la Biblia dice de forma directa: “Dejad de ser malos... y en su lugar, sed amables unos con otros”. Nuestra benignidad es realmente una acción que complace a Dios.
Otro llamamiento a la benignidad se nos hace en Colosenses 3:12. Aquí Dios nos dice: "Vestíos... de benignidad “. Como una de las virtudes cristianas básicas, la benignidad ayuda a regir las relaciones humanas. Por lo tanto, uno de los vestidos de la gracia cristiana que debemos ponernos en todas la relaciones es el de la benignidad. ¡Qué bello que la benignidad caracterice nuestra vida y nuestras acciones!
Dios hace otro llamamiento a la benignidad en 2 Timoteo 2:24. Aquí el apóstol Pablo nos dice a los creyentes cómo actuar con quienes no son cristianos: "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos.» La benignidad ha sido un elemento importante en el testimonio cristiano desde los primeros siglos. Como señala un misionero: Históricamente los cristianos han sido conocidos por su amor e interés por los demás y... algunas de las evidencias más rotundas proceden no de las bocas de los cristianos mismos sino de los críticos de la cristiandad ... que estaban preocupados que ... la cristiandad había avanzado especialmente a través de su servicio amoroso prestado a desconocidos”.
Deténgase un momento para reflexionar conmigo sobre el encargo de Dios a ser benignos con todos. ¿Se considera amable? ¿Está tratando de "dejar de ser malo” y en su lugar vestirse con un corazón compasivo y benigno hacia todos los demás? ¿Está tratando de complacer a Dios con su benignidad en vez de entristecer al Espíritu Santo con cualquier falta de bondad? A medida que se prepara espiritualmente cada mañana, ¿elige ponerse el vestido de benignidad? Andar en el Espíritu significa andar en el camino de la benignidad.
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Escrito por:   E. George - El Jardín de la Gracia de Dios    Fecha de publicación  7/12/2012 4:29 PM
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