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Resiste al máximo
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En este punto de nuestra búsqueda de la senda de Dios en medio de nuestros problemas, ¿has notado la belleza y la fortaleza de la perseverancia, de la paciencia, de la resistencia? En qué te pide Dios hoy que permanezcas? ¿En un grupo o empleo? ¿En tu matrimonio? ¿En seguir adelante con un embarazo mientras el mundo dice que tienes otra opción? ¿En seguir viva y sufrir cuando el mundo te ofrece una alternativa? Casi siempre hay salidas fáciles al sufrimiento y la aflicción.
Sin embargo, tomar el camino fácil no pulirá tu carácter ni producirá en ti resistencia y paciencia. Tampoco redundará en honor y gloria para nuestro Señor. Cada minuto y cada día en que afrontas una prueba, recuerda que una mujer estable permanece, y que lo hace hasta el final. Resiste al máximo, aguanta hasta el límite de su capacidad. E incluso un poco más. Una mujer estable descubre que es probada y es constante, pasa la prueba de la fe verdadera. ¡Ella es auténtica! Los tres pasos que presento a continuación te ayudarán a permanecer en la senda de Dios en medio de los problemas de tu vida. En cada dificultad te darán el auxilio divino que necesitas:
Paso 1: Mira a Dios. Cree por la fe que Dios concederá la gracia y la ayuda necesarias para soportar cada prueba. Debes saber y creer que Él te dará la fortaleza para perseverar. Estas son bendiciones que solo pueden venir de Él. Él te dará consuelo en medio de la prueba, y te rescatará, en la vida o en la muerte. Siempre mira a Dios confiada.
Paso 2: Mira a Cristo. Él es "el autor y consumador de [nuestra] fe" (He. 12:2). Él nos dejó "ejemplo, para que sigáis sus pisadas" (1 P. 2:21). Jesús permaneció. Jesús, que no cometió pecado, permaneció en este mundo pecaminoso hasta que terminó su obra sobre la tierra. Permaneció en la cruz hasta que fue consumada su obra de redención de los pecadores ano 19:30). Resistió que lo trataran con injusticia y extrema crueldad. Permaneció firme en su propósito a pesar del escarnio y el desprecio con que le gritaron mientras agonizaba en la cruz, y ante los gestos de burla frente a sus dolorosos movimientos de agonía. Él perseveró. Al igual que nuestro Señor, tú debes permanecer en tu situación, en tus pruebas y dificultades. Jesús te ayudará a perseverar y a vencer. Míralo siempre a Él e inspírate en su ejemplo.
Paso 3: Mira la recompensa. Dios es tu supremo Fundidor que te purifica, y Él valora la fe que ha sido probada con fuego (Zac. 13:9). Cuando eres probada, confía en Él, en su sabiduría, en su plan, en sus propósitos, en su presencia. Regocíjate en su obra y en la cosecha de virtudes que las pruebas producirán en ti. Gózate en que su proceso de purificación beneficia a otros en la medida en que tú te vuelves más estable y extiendes tu fortaleza y capacidad a otras personas en situaciones diversas. Reconoce con humildad que la transparencia de tu carácter refleja su gloria y redunda en alabanza y honra para Él.
Nuestra mayor recompensa es la certeza de ver a Cristo, de oírle decir "bien, buen siervo y fiel" (Mt. 25:21), de recibir "la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Stg. 1: 12), de gozarse en la presencia de Dios por la eternidad, de disfrutar la "plenitud de gozo" y "delicias a su diestra para siempre" (Sal. 16:11). Mira la recompensa. Así lo escribió el rey David: "Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes" (Sal. 27:13). Fija siempre tu mirada más allá de tu sufrimiento presente y en las recompensas que Dios te ha prometido.
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Escrito por:
E. George - La senda de Dios en los Problemas
Fecha de publicación
9/10/2012 4:23 PM
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