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Una ambición honorable - Primer parte

“Si alguno aspira a ser supervisor, a noble función aspira”. 1 Timoteo 3:1 (NVI)
¿ y tú buscas para ti grandezas? No las busques.... Jeremías 45:5
La mayoría de los cristianos sienten restricciones mentales cuando se trata de aspirar al liderazgo. No están seguros si es verdaderamente correcto que una persona quiera ser líder. Después de todo, ¿no es mejor que el cargo busque a la persona y no que la persona busque el cargo? ¿Acaso la ambición no ha causado la caída de varios grandes líderes de la iglesia, gente que fue víctima de la última enfermedad de las mentes nobles? Shakespeare expresó una profunda verdad cuando su personaje, Wolsey, le dijo al gran general inglés: Cromwell, te encarezco: desecha las ambiciones, por ese pecado cayeron los ángeles: “Entonces, ¿cómo puede esperar un hombre,  creado a la imagen de su Hacedor, sacar ganancia de ellas?
No hay duda que los cristianos deben resistir cierta clase de ambición y quitarla de sus vidas. Pero también debemos reconocer que hay otras ambiciones que son nobles, dignas y honorables. Los dos versículos al comienzo de este capítulo proveen una advertencia -y un incentivo- para discernir la diferencia. Para que nuestra ambición sea eficaz en el servicio a Dios -lograr el máximo potencial de Dios para nuestras vidas- podemos tener presentes estos versículos siendo conscientes de la tensión que existe entre ellos.
Parte de esa razón es la diferencia entre la situación de Pablo y la nuestra. Quizá podamos entender su declaración en términos del prestigio y respeto que se les da a los líderes cristianos en la actualidad. Pero eso estaba lejos de la mente de Pablo. En su época un obispo enfrentaba gran peligro y preocupaciones inquietantes. Las recompensas por el trabajo de dirigir la obra de la iglesia eran dificultades, desdén y rechazo.
El líder era el primero en atraer el fuego en la persecución, el primero en sufrir en la línea de combate. Cuando se lo ve en esta luz, el estímulo de Pablo no parece estar tan abierto al mal uso del liderazgo por parte de la gente que sólo busca una posición preponderante en la iglesia. Los falsos no sentirán mucho ánimo para un cargo tan difícil como ese. En las circunstancias peligrosas que prevalecían durante el primer siglo, aun los cristianos intrépidos necesitaban aliento e incentivo para dirigir. Por lo tanto, Pablo llama al liderazgo una "ambición honorable”.
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Escrito por:   O. Sanders - Liderazgo Espiritual    Fecha de publicación  9/24/2012 4:37 PM
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