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Obedece a Dios, es mejor

"Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal". Génesis 3:5 (NVI)
¿Cuál es el primer pecado? La respuesta más inmediata es la desobediencia, pensando en el momento en que Eva y Adán toman del fruto prohibido y comen del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es una historia que aprendimos desde la más tierna infancia y que a Connie le encanta escuchar. La sabemos de memoria y tal vez por ello es que pasamos por alto algunos detalles importantes. Mientras escuchaba un mensaje, el predicador recalcó este tema y me llamó la atención.
Es notable como el diablo mantiene su perfil. Es mentiroso desde siempre y toda su existencia desde su caída ha buscado lo mismo. Él era el ángel principal de Dios, hasta que un día quiso ser como Dios, lo quiso reemplazar y tomar su lugar. En ese instante, Dios lo echa de su presencia y se convierte en el adversario, el diablo. ¿Puede alguna criatura tomar el lugar del Creador? ¿Puede alguien que tuvo un comienzo, un nacimiento tomar el lugar de quien es Eterno? Definitivamente no. Es imposible.
Sin embargo, el diablo quiso hacerlo. Su soberbia fue tan grande que se engañó a si mismo pensando que podía ser como Dios. Y con esa mentira, incitó al pecado a los primeros padres. El gran mentiroso es muy astuto, y plantea sus mentiras usando medias verdades. Lo que les dice a Eva y a Adán es cierto. Comer de ese fruto les daría el conocimiento del bien y del mal, y eso les permitiría conocer como Dios ambos conceptos. Pero jamás los haría como Dios.
Sin embargo, en el juego de palabras, en las sutilezas y en sus mentiras, el diablo engaña. Y nuestros primeros padres caen en pecado. El resto de la historia ya la conocemos.
Pero a pesar de conocer tanto la historia, no aprendemos la lección. Y cada día somos tentados de la misma manera. El diablo nos incita a hacer lo ilícito, para darnos la posibilidad de elección y ser como Dios. Nos alienta a poner las reglas, a modificar lo que consideremos incorrectos, a correr el límite. Al hacerlo ¡nos dice que seremos como Dios, que corre el límite y pone las reglas!
Y muchas veces lo escuchamos, y caemos en su trampa. No seas soberbio. No quieras llevarle la contra a Dios.

REFLEXIÓN – Obedece a Dios, es mejor.

Escrito por:   Daniel Pérez Cliffe    Fecha de publicación  10/13/2012 10:12 AM
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