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Despréndase de lo que ama
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“Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.[a] Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”. (Génesis 22:10-14)
Esta no es una película. En lo que respecta a Abraham, el drama no tuvo un final sorpresivo. Levanta el cuchillo para hundirlo en el pecho de su hijo, o para cortarle la garganta, y lo que vendría después es la muerte de su muchacho. ¡Esto es real! Esta es fe pura, donde es increíblemente grande lo que está en juego: ¡La vida o la muerte!
Pero Dios interviene de repente en el último momento:
Entonces el ángel del SEÑOR llamó desde el cielo diciendo: ¡Abraham! ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí. Y le dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada, porque ahora conozco que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único (Génesis 22:11, 12).
Cuando el Señor detuvo en el aire la mano de Abraham, le dijo en realidad: “Has pasado la prueba, mi fiel amigo. Me has demostrado quién está primero. También has demostrado que tu fe ha llegado a una madurez total. Tu disposición de darme a tu único hijo ha puesto en evidencia que aunque amas el regalo, amas más al Dador.”
Entonces Abraham alzó la vista y miró, y he aquí que detrás de sí estaba un carnero trabado por sus cuernos en un matorral. Abraham fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Abraham llamó el nombre de aquel lugar el SEÑOR proveerá. Por eso se dice hasta hoy: “En el monte del SEÑOR será provisto” (Génesis 22:13, 14).
Después de esto, cientos de años y el paso del tiempo han cubierto el lugar. Sin embargo, esta misma cima montañosa albergaría un día a una ciudad y a un templo. Se convertiría en la capital del reino con el que Dios había hecho un pacto, y también su casa de adoración hasta que, finalmente, sería el lugar donde Cristo, el Rey y el holocausto consumado, moriría. Moriah, Jerusalén, el lugar donde otro Padre renunció a su Hijo, lo llevó al altar, y lo sacrificó por nosotros. Sobre esta montaña en la región de Moriah, un lugar llamado después “El Señor proveerá”, un cordero se convirtió en el sustituto de Isaac, y Cristo en el sustituto nuestro.
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Escrito por:
Pastor Charles R. Swindoll
Fecha de publicación
1/27/2016 3:04 PM
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