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Dios con Nosotros
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Leer: Marcos 15:37-38, Juan 1:14, 1 Corintios 3:16, Hebreos 10:19-20, Apocalipsis 21:22
El plan de Dios a través de los siglos ha sido que Su pueblo se acerque a Él mientras Él habita en ellos. Lo hizo primeramente en la tienda del Tabernáculo, luego en una sección del templo santo, después en la tierra, en la persona de Su Hijo Jesús y ahora viviendo en todos los creyentes en Cristo a través de Su Espíritu. El primer templo de Jerusalén, visualizado por David y construido por Salomón, era el lugar escogido por Dios para que Su gloria habitara. Esa estructura hermosa se convirtió en un símbolo de la presencia de Dios en la tierra, un lugar donde la gente podía ir cuando querían estar cerca de Dios. Ese templo fue destruido en el año 586 a.C. Otro templo fue construido 70 años después por Zorobabel y luego Herodes el Grande, durante la época de Jesús, lo convirtió en una estructura monumental. Sin embargo, para entonces, la presencia de Dios ya había abandonado el templo debido a la incredulidad de Israel. En la búsqueda incansable por tener una relación con Su pueblo, Dios provee una nueva y mejor alternativa. Sí, algo mejor que el templo. Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, para que fuese el "tabernáculo" en medio de nosotros (ver Juan 1:14). En ninguna otra parte de la Escritura esta imagen se muestra de una manera tan clara como en el templo mismo el día que Cristo murió: "Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo". De esta forma dramática, Dios le mostró al mundo que Él había aceptado el sacrificio de Jesús por nuestros pecados. Ya no eran necesarios más sacrificios en el templo. Dios ilustró este nuevo plan al permitir que las personas tuvieran acceso directo hacia Él: “Tenemos confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir Su carne". Para hacer este acceso aún más personal, Dios elige revelar Su presencia a través de Su Espíritu el cual vive en cada creyente. "¿Acaso no saben que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?" Además, tenemos la promesa de que un día ya no necesitaremos ningún templo. El apóstol Juan escribió: "Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios todopoderoso, y el Cordero". ¡Podremos ver y moraremos con Dios, cara a cara!
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Escrito por:
Pastor Charles R. Swindoll
Fecha de publicación
12/2/2016 4:02 PM
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