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Conflicto con un hijo rebelde
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Leer: 2 SamueI 13-18 El pecado de David fue perdonado por Dios, pero paralizó sus relaciones familiares. Perdió su fundamento moral, y nunca lo recobró. Quizá pensó que no tenía la credibilidad necesaria para reaccionar ante sus hijos con formas constructivas. O quizá se sentía incómodo, sin saber qué debía hacer. Aunque pudo obtener un mayor respeto de ellos, del que se daba cuenta, se convirtió en la víctima trágica de la rebelión de sus propios hijos. A medida que leemos estos capítulos, podemos sentir la desintegración del mundo de David. Un martillo golpeaba después de que otro amenazaba con romper su vida en pedazos. No sabemos cuánto tiempo después de la reprensión de Natán, sus predicciones se hicieron realidad. La familia de David comenzó a desenmarañar, a exponer sus fallas. ¿Cuáles fueron sus debilidades como padre?
Demostró ira sin acción Amnón fue el hijo primogénito de David, hijo de Ahinoam, una de las primeras esposas de David (1 Cr. 3:1). No sabemos si Amnón se veía a sí mismo como heredero al trono, porque su vida fue cortada por el asesinato. Sabemos que fue culpable de un grave abuso sexual que dejó una mancha permanente en su hoja de vida. Aquí está la historia: Absalón y Tamar, inusualmente hermosos, eran hijos de Maaca, esposa de David. Amnón se encaprichó de su magnífica medio hermana, Tamar, y en su frustración por poco se enferma físicamente. Por la sugerencia de un primo, Amnón ideó un plan por medio del cual podría capturar a Tamar, esperando convencerla de tener sexo con él (2 S. 13:1-10). Amnón simuló estar enfermo, y cuando Tamar entró en su cuarto con comida, le dijo: "Ven, hermana mía, acuéstate conmigo (2 S. 13: 11). Ella se rehusó, diciéndole que un acto tal los arruinaría a ambos. Si algo pensó, fue que Amnón debía pedirla a su padre para que así pudieran casarse (posiblemente hizo esta sugerencia para ganar algo de tiempo y poder escapar). Amnón, consumido por la lujuria, no escuchó nada de eso, sino que la dominó y la violó. Luego, en un comentario increiblemente agudo acerca de lo que a menudo sucede después del sexo ilícito leemos: Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete (2 S. 13:15). Entonces la lujuria se tornó en disgusto. Cuando Tamar intentó quedarse, Amnón la hizo echar de su presencia. Visualicemos la crisis de esta mujer violada: Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando (2 S. 13:19). Ahora, sexualmente afectada, era abandonada para que se las arreglara con esa humillación, como mejor pudiera. ¿Qué hizo David acerca de este acto de incesto en su propia familia? Leemos: Y luego que el rey David oyó todo esto, se enojó mucho (2 S. 13:21). Hizo lo que los padres pasivos siempre hacen: Nada. ¿Por qué no reprendió a Amnón? ¿Por qué no apoyó a Tamar ante tan terrible injusticia? ¿Por qué no exigió que Amnón pidiera perdón o fuera puesto bajo acción disciplinaria como lo exigía la ley? (Lv. 20: 17) ¿Por qué todo ese silencio? Dos años después Absalón, hermano de Tamar, ideó una cena por medio de la cual podría "igualar el marcador". Se reunió con su hermano Amnón mientras esquilaban las ovejas. En ese momento y allí, le ordenó a sus siervos matar a Amnón, para vengar el maltrato que le había causado a su hermana (2 S. 13:24-28). Ellos obedecieron. Leemos acerca de lo que hizo David cuando oyó la noticia del asesinato de Amnón: Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus criados que estaban junto a él también rasgaron sus vestidos (2 S. 13:31). Sencillamente el rey escogió vivir con su irá de nuevo, y se rehusó a ser involucrado. Si hubiera disciplinado a Amnón, probablemente Absalón, a favor de la justicia, no hubiera sentido la urgencia de asesinar a su medio hermano. David estuvo a la expectativa sin asumir el liderazgo porque era demasiado consciente que ellos solamente habían cometido los pecados de su padre. Amnón cometió un pecado sexual; Absalón asesinato. Estos eran los dos pecados de los cuales David mismo había sido culpable pocos años antes. Puesto que los ancianos de Israel no lo habían disciplinado, ¿cómo podría él exigirlo para su hijo? Ahora sólo podía demostrar ira sin acción. Si piensa que estoy siendo muy severo en mi juicio, considere este inspirado comentario acerca de la relación de David con otro hijo rebelde, Adonías: Y su padre nunca le había entristecido en todos los días con decirle: ¿Por qué haces así? (1 R. 1:6) No sorprende que este joven tratara de llevar a cabo una conspiración para convertirse en rey, y finalmente fuera asesinado por órdenes de otro medio hermano, Salomón.
David decía ira, sí; acción, no. La ira en sí misma no es mala o pecaminosa. De Dios se dice con frecuencia que ha tenido ira. Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días (Sal. 7:11). Pablo dice que cuando estemos airados no debemos pecar (Ef. 4:26). Desafortunadamente, cuando estamos airados, muchos (1) explotamos o (2) callamos como muertos. Ambas reacciones son contraproducentes. La ira debe llevarnos a buscarle soluciones a esos asuntos que la originan. En la actualidad millones de familias viven con padres pasivos que no están involucrados significativamente en las vidas de sus esposas e hijos. Con frecuencia la madre es responsable de la disciplina y las decisiones importantes de la familia, y mientras los hijos van de una crisis a otra, el padre está en silencio. Con frecuencia la culpa, la inseguridad y las prioridades pervertidas son las responsables de alejar a los padres de ejercer las responsabilidades dadas por Dios. y desafortunadamente, muchas veces los hijos heredan la debilidad del padre, además de que tienen que arreglárselas lo mejor que pueden frente al vacío que deja un progenitor que estuvo emocionalmente ausente. Dios no piensa que ser un padre pasivo es una debilidad menor en la vida de un hombre porque en lo demás tiene éxito. ¿Recuerda a Elí, el sacerdote que según la opinión de los demás era fiel y sensible? Sin embargo, aunque sus hijos eran codiciosos e inmorales, no hizo nada al respecto. A través de los labios de Samuel, el juicio del Señor vino a él: Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado (1 S. 3:13). Recuerde que cuando Saúl asesinó a todos los sacerdotes en Nob, se cumplió este juicio. Toda esa masacre tuvo lugar porque un sacerdote no reprendió a sus hijos rebeldes. David estaba paralizado por sus propias fallas. El poderoso rey que pudo subyugar ejércitos paganos era inútil mientras veía el conflicto entre su propia familia. Sus debilidades originaron otros problemas en su familia.
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Escrito por:
Creciendo a través del Conflicto - www.bbnbi.org
Fecha de publicación
5/19/2017 10:01 AM
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