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Derribando los ídolos (Éxodo 6-10)
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"Hitler ha hecho lo peor, nosotros haremos lo mejor", dijo Wiston Churchill en un momento cuando no les estaba yendo bien durante la Segunda Guerra Mundial. Sabía que tendría que reunir y reanimar a las tropas, mantener la moral en alto, y convencer a una generación asediada de británicos de que se podía ganar la guerra. Aprendimos que Moisés salió del palacio del rey desanimado, quizá hasta sintiéndose traicionado por Dios. Hizo lo correcto, pero las consecuencias de su obediencia no fueron las que esperaba. Y no sería fácil arreglar la situación. Cuando llegó al pueblo para explicar lo que había sucedido…. ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu. y de la dura servidumbre (Ex. 6:9). Su credibilidad fue destrozada. Se evaporó cualquier idea de que podría verse como héroe. Debido a que los esfuerzos bienintencionados de Moisés sólo le habían aumentado el sufrimiento, sus amigos pensaron que lo mejor era que se hubiera quedado en Madián. Después que Moisés hizo lo mejor que podía, Faraón hizo lo peor. Cuando Dios le pidió que acordara una segunda cita con Faraón. Moisés contestó:..He aquí, los hijos de Israel no me escuchan: ¿cómo pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios? (Ex. 6:12). Aparentemente hasta el Faraón había escuchado que los israelitas ya no estaban de parte de Moisés. ¿Si los israelitas no escuchaban a Moisés, por qué habría de hacerlo él? Cuando Dios repitió su petición, Moisés repitió su queja: “De todas maneras Faraón no me escuchará” (Ex. 6:30). Pero Moisés fue animado cuando Dios le prometió que los israelitas pronto serían testigos de una contienda entre el Todopoderoso y los ídolos paganos que reverenciaban los egipcios. Los dioses vanos e ineficaces que habían captado la lealtad de una nación, muy pronto serían expuestos como fraudes.
Entonces Moisés llevó a su hermano Aarón y juntos fueron al palacio para ver una vez más a Faraón. Ante Faraón, Moisés y Aarón recibieron la petición de hacer un milagro para que probara su autoridad. En respuesta: “…echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra” (Ex. 7:10). Aunque esperaríamos que Faraón fuera impresionado, con calma llamó a sus propios hechiceros, y evidentemente ellos realizaron el mismo milagro. Sin embargo, hubo una crucial diferencia: “... la vara de Aarón devoró las varas de ellos” (Ex. 7,12). Los dioses falsos tratan de falsificar por todos los medios, lo que el Dios verdadero puede hacer. Estos hechiceros, evidentemente llamados Janes y Jambres (2 Ti. 3:8), probablemente utilizaron una combinación de hechicería y poder demoníaco en su intento de hacer lo mismo que Dios estaba haciendo. Aunque en algunas ocasiones tenían éxito, la mayoría de las veces fallaban. En esta oportunidad le dieron a Faraón la confianza que necesitaba para decirle a Moisés y Aarón que se fueran.
Con el tiempo Moisés aprendería que Dios siempre está combatiendo la idolatría. Puede tratarse de los dioses de los egipcios paganos, o de los dioses de hoy a nivel mundial. pero Dios no puede tolerar la competencia. Esto no significa que Él se sienta inseguro en cuanto a su posición en el mundo, sino a que Él es el único ser digno de alabanza y honor. Nuestro valor proviene de Dios y sólo Él es la fuente de su propio valor. Moisés también aprendería que los dioses falsos son tolerantes entre si. Una cultura puede creer en el politeísmo (muchos dioses), siempre y cuando esos dioses sean finitos. Egipto tenía muchos dioses, por lo menos unos 80. Sin duda Faraón (posiblemente Amenhotep II) era considerado un dios. Sus vestiduras tenían símbolos de la deidad, y con gusto recibía la adoración de sus súbditos. Para hacerlo más notorio, Dios decidió exponer a la burla a unos cuantos de estos dioses, ya al mismo Faraón. Algunos dioses con un alto nivel de influencia fueron afectados por más de una, o varias de las plagas. Y debido a que cada región de Egipto tenía diferentes dioses, identificar qué dios le corresponde a cada plaga, no es fácil. Pero no se nos permite suponer cuáles son las intenciones de Dios. Él dijo abiertamente que lo estaba haciendo para que los egipcios quedaran en ridículo, cuando afirmó: “…ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová” (Ex. 12: 12). Todo estaba listo para una lucha crucial entre Dios y sus supuestos rivales.
Acompáñeme en un rápido recorrido por varios capítulos de Éxodo, e imaginémonos lo que Moisés pensaba cuando veía que el poder de Dios se manifestaba. El vio la batalla entre dos voluntades: la voluntad de un rey poderoso y rebelde, y la voluntad del Dios soberano. Moisés aprendió que Dios aborrece apasionadamente la idolatría que tanto aman los hombres. Las nueve plagas son diferentes, pero útiles para el mismo objetivo. Todas nos permiten discernir los propósitos de Dios. Al final de este capítulo resumiré la nueva comprensión que Moisés tenía acerca de Dios. Día a día se acercaba más al corazón del Todopoderoso. Continué aprendiendo sobre la vida de Moisés, estudiando el curso Acercándose más a Dios, serie que encuentra en el Ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos. Estudie Gratis la Biblia. Para inscribirse en el Instituto Bíblico de BBN, ingrese a: www.bbnbi.org - (Español) y luego haga clic en Ayudas a sus Preguntas. La Ayuda No. 1 dice Cómo Inscribirse.
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Escrito por:
E. Lutzer - Acercándose más a Dios
Fecha de publicación
8/8/2017 4:02 PM
Número de visitantes
5487
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