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Algunos requisitos más para ser llenos del Espíritu Santo
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La llenura del Espíritu no está reservada para unos pocos privilegiados, sino que todo creyente está en capacidad o mejor dicho, está en el deber, de procurar ser lleno del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo no es resultado de un toque mágico sino el fruto del esfuerzo consciente del creyente. Ya hemos visto algunos requisitos para ser llenos del Espíritu Santo. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho compartirá con nosotros algunos requisitos más para ser llenos del Espíritu Santo. Ser llenos del Espíritu Santo no es cuestión de desearlo y ya. Es cuestión de voluntariamente dar los pasos para que ello acontezca. Ya hemos visto algunos de estos pasos, como no permitir que se acumulen pecados en nuestra vida, hacer restitución siempre y cuando sea posible hacerlo, presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios, saturar nuestra mente con la palabra de Dios, orar sin cesar, mantenerse siempre cerca de la comunión de los creyentes, mantenerse ocupado para el Señor, practicar la disciplina del cuerpo, cuidar nuestra mente, huir cuando es necesario, y responder a las tentaciones como lo haría una persona muerta. Veamos algunos requisitos más.
Primero, evitar exponernos al peligro. Al decir esto, nos referimos a evitar toda palabra o acción que nos haga vulnerables a caer en el pecado. El autor J. Jenkins, escribiendo en la revista Moody Monthly, da las reglas que él recomienda para proteger el testimonio de uno mismo, de la esposa, de la familia, de la iglesia y sobre todo para proteger el buen nombre de Cristo Jesús. Dice así: 1. Cuando me es necesario reunirme o cenar o viajar con una mujer que no sea mi esposa, siempre busco una tercera persona que nos acompañe. Si por alguna causa, fuera de mi control, esto no es posible, aviso a mi esposa inmediatamente. 2. Soy muy cuidadoso en el contacto físico con una mujer que no sea mi esposa. Puedo estrechar la mano para saludar, pero el saludo con abrazo está reservado para familiares y amigos íntimos y aún eso en presencia de otros. 3. Puedo dar cumplidos por la vestimenta de una mujer que no sea mi esposa, mas nunca por la persona en sí misma. Decir que el vestido de una mujer es muy bonito es muy distinto a decir que una mujer está muy bonita con ese vestido. 4. Evito totalmente lanzar piropos a cualquier mujer que no sea mi esposa y hablar de temas sugestivos en privado con una mujer. 5. Constantemente hago memoria de mis votos matrimoniales enfrente de mi esposa. Soy solamente para ella hasta que la muerte nos separe. 6. Desde que llego a la casa hasta que mis hijos van a la cama, no realizó ningún trabajo de oficina en la casa. Esto me permite tener tiempo para estar con la familia y para mantener fresca mi relación amorosa con mi esposa. Hasta aquí lo que este autor ha escrito. Esto es un muy buen ejemplo de cómo evitar exponernos a situaciones peligrosas.
Segundo, evitar toda sustancia que debilita la voluntad. Nuestro deber es rechazar cualquier elemento que tienda a disminuir nuestra resistencia al pecado, tal como alcohol, drogas de diversa índole, etc. La experiencia de Noé ilustra por ejemplo que la borrachera y la indecencia van de la mano. El primer caso de borrachera en la Biblia fue protagonizado por Noé y allí lo tenemos, desnudo en medio de su tienda. El alcohol en el torrente sanguíneo de cualquier persona rebaja las defensas morales de la persona. Después de unos cuantos tragos, se pierden todas las inhibiciones y la gente más tranquila se vuelve capaz de cometer cualquier acto por más vergonzoso que sea. El alcohol hace que las personas se vuelvan como animales sin el más mínimo sentimiento de pesar por lo que hacen.
Tercero, pedir auxilio inmediato. ¿Qué hacer cuando estamos enfrentando una feroz tentación y parece que todo nuestro ser nos arrastra hacia el pecado? La respuesta es clamar el nombre del Señor. Proverbios 18:10 dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo y será levantado” Cuando Pedro vio que se estaba hundiendo en medio de las olas, clamó a Jesús: Señor, sálvame, y al instante, Jesús extendió su mano y asió de él. Cuarto, creer que Dios está trabajando en y a través de nosotros. El pastor Samuel Rutheford solía decir: Sométete a las circunstancias que Dios elija” ¿Qué significa esto? Significa que cuando usted y yo nos presentamos ante Dios a la mañana y le entregamos nuestro día, nada acontecerá en ese día que no sea lo que Dios quiera en su voluntad soberana. Todo tendrá su lugar y todo tendrá su propósito. Puede ser que en ese día acontezcan cosas totalmente inesperadas y hasta preocupantes porque harán cambiar nuestros planes, pero no habrá motivo para sentimos mal, porque hemos entregado ese día a Dios y es él quien permite que aquellas cosas inesperadas acontezcan porque por medio de ellas, él está trabajando en su propósito soberano. Mirándolo así, no existe razón para rebelarnos contra Dios, porque si lo hacemos, lo único que conseguiremos será amargar el alma y perder todas las bendiciones que Dios quiere derramar sobre nosotros. El predicador y pastor Harold Wildish tenía la misma idea y escribió lo siguiente en la contratapa de su Biblia: Así como dejas todo el peso de tu pecado y descansas sobre la obra completa de Cristo, también debes dejar todo el peso de tu vida y servicio y descansar sobre la obra del Espíritu Santo en tu vida. Cada mañana decídete a ser guiado por el Espíritu y sigue adelante en alabanza y paz, dejando que Él maneje tu vida y tu día. Cultiva el hábito de todo el día depender y obedecer con gozo al Espíritu Santo, en la confianza que él te guiará, te iluminará, te reprenderá, te enseñará, te usará y hará en ti y a través de ti lo que él quiere hacer. Depende de su obra por fe solamente, aparte totalmente de lo que puedas ver o sentir. Hasta aquí la cita de este autor. Como vemos amigo oyente, si dependemos totalmente del Espíritu Santo no hay por qué incomodarse con las cosas que nos suceden y que parecen no tener sentido, porque bien pueden ser la mano de Dios haciendo su soberana voluntad dentro de sus soberanos planes, en los cuales nosotros no somos sino meros instrumentos. Ser llenos del Espíritu Santo no es emocionalismo sino santidad de vida. Hoy en día mucha gente piensa que si está llena del Espíritu Santo podrá manifestar obras sobrenaturales, pero pocos reconocen que si estamos llenos del Espíritu Santo lo manifestaremos en una vida de odio al pecado y amor a la justicia, una vida semejante a la vida de Cristo, porque a decir verdad, la mejor demostración de que un creyente está lleno del Espíritu Santo es cuando ese creyente tiene un carácter semejante al carácter de Cristo.
Terminando ya, permítanos hacer un breve resumen, para ubicarnos de una mejor manera dentro de este fascinante tema de la santidad. Hemos visto que el viejo hombre o la carne en el creyente no puede ser dominado por medio de ritos religiosos o por medio de buenas obras. La única forma de dominar a nuestra vieja naturaleza es por medio de someterla bajo el poder del Espíritu Santo. Ud. y yo, necesitamos por tanto tener el poder del Espíritu Santo para lograr someter a nuestra vieja naturaleza. Para tener el poder del Espíritu Santo, necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo no ocurre de un momento a otro, como resultado de alguna gracia especial que Dios derrama sobre nosotros. Nadie es lleno del Espíritu Santo sin pegar un precio. Nuestra humana manera de pensar nos impulsa a buscar un atajo corto a la llenura del Espíritu Santo, pero no existen atajos a la llenura del Espíritu Santo, amigo oyente. Si vamos a ser llenos del Espíritu Santo necesitamos someter nuestra voluntad al Espíritu Santo y cumplir con al menos lo que hemos mencionado. Esto es: no permitir que el pecado se acumule en nuestras vidas, sino confesarlo y apartamos de él tan pronto lo reconozcamos. Hacer restitución de los daños causados por nuestro pecado, siempre y cuando sea posible, presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios, saturar nuestra vida con la palabra de Dios, orar sin cesar, mantenernos lo más cerca posible de la comunión de los creyentes, mantenernos ocupados para el Señor, practicar la disciplina del cuerpo, cuidar nuestra mente, huir de la tentación cuando es necesario, responder a la tentación como lo haría una persona muerta, evitar metemos en situaciones donde ponemos en riesgo nuestro testimonio, buscar ayuda inmediata en medio del fuego de la tentación y saber que Dios está trabajando en nosotros y a través de nosotros. Que el Señor nos ayude a ser creyentes llenos del Espíritu Santo.
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Escrito por:
D.Logacho - La Biblia dice
Fecha de publicación
9/8/2017 8:31 PM
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6800
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