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¿Tiene Dios realmente el control?
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¿Alguna vez se ha preguntado: Tiene en realidad Dios las cosas en sus manos, o acaso mi vida está patinando sin control? Yo sí. Habiendo confiado en Jesucristo a los 18 años, pronto concluí que si simplemente hacía suficientes cosas buenas, mi vida cristiana sería un ascenso continuo hacia la madurez. Numerosos reveses y fracasos más tarde, seguía creyendo que Dios tenía el control y un propósito en todo. Pero cuando mi carrera, ministerio, relaciones personales y vida espiritual tropezaron con una serie de callejones sin salida, ya no estaba tan seguro. Tal vez simplemente me había estado engañando yo mismo. En lugar de que Dios tenga el control, tal vez el curso de mi vida no tenía ningún propósito real, después de todo. Tal vez mis errores eran más de lo que Dios podía manejar. ¿No hemos todos mirado a nuestras vidas en momentos y pensado: “¿Se puede hacer algo de este caos?”? Por fuera, por lo menos, mi vida a veces se ve lúgubre y caótica. A menudo he visto así a algunos en la Biblia. Piense en José, injustamente en una prisión, David huyendo de un Saúl homicida, o Ezequías enfrentando un abrumador ejército asirio fuera de las puertas de Jerusalén. ¿Cómo habían llegado las cosas a estar tan mal? ¿Seguía el plan de Dios en marcha, o se había ido Él de vacaciones?
Los escritores del Nuevo Testamento nos aseguran que nuestro Padre celestial en efecto tiene el control de todo en nuestras vidas. Pablo escribió que los creyentes en Cristo hemos “sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11). En otras palabras, Dios tiene un plan, y nada va a descarrilar su plan como un todo y para nosotros individualmente.
El apóstol reconoció que la vida en este mundo caído es un caos frustrante (Romanos 8:20-23), pero dice que podemos estar seguros de que Dios está usando incluso los detalles más pequeños y acontecimientos más insignificantes para realizar sus buenos propósitos en nuestras vidas. Ese propósito es que lleguemos a ser como Jesús (Romanos 8:28-29). Por caóticas que parezcan las cosas por fuera, Dios está obrando detrás de bastidores en nuestras vidas para realizar su propósito eterno. Y Él lo logrará, para su gloria (Efesios 1:12). Incluso nuestros errores, por muchos que sean, no trastornarán su plan. “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará” (1 Tesalonicenses 5:24, énfasis añadido).
Como José, tal vez en última instancia lograremos entender en esta vida por qué Dios permite que las cosas sucedan como suceden (Génesis 50:20). O, como muchos de los santos del Antiguo Testamento, tal vez nunca logremos armar el rompecabezas de este lado del cielo (Hebreos 15:35-40). Pero está bien. Nosotros no somos los que entretejemos la alfombra de la vida. Dios lo hace. Al presente sólo vemos el revés del tejido de nuestra vida: tal vez un enredo desordenado de hebras. Cuando nos veamos tentados a dudar de que en realidad se esté produciendo un hermoso cuadro del otro lado, estas son algunas cosas que podemos hacer.
Primero, permanezca en la Palabra de Dios. Cuando las cosas realmente marchan mal, inúndese con la Palabra de Dios. Es la única manera de ver consistentemente las cosas desde la perspectiva de Dios, en lugar de verlas desde nuestra perspectiva terrenal.
Segundo, no trate de leer la borra del café. No trate de figurárselo o entender todo. No somos buenos para hacerlo. Además, cuando tratamos de hallar sentido a lo que parece no tenerlo, estamos escogiendo confiar en lo que vemos antes que confiar en el Dios que no podemos ver. Acepte que somos incapaces de comprender las complejidades de un universo tan vasto.
Tercero, confíe en nuestro Padre celestial. Confíe en que Él es Soberano, y que en efecto lo tiene todo bajo control. Y confíe en que Él es bueno, que su corazón está lleno de amor por nosotros, y que Él está entretejiendo “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” para nosotros (2 Corintios 4:17).
Recuerde: “Por caóticas que parezcan las cosas por fuera, Dios está obrando detrás de bastidores en nuestras vidas para realizar su propósito eterno. Y Él lo logrará, para su gloria” (Efesios 1:12).
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Escrito por:
Pastor Charles R. Swindoll
Fecha de publicación
11/15/2017 10:50 AM
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