Rut no miró hacia atrás a su trágico pasado ni tampoco se miró a sí misma para lamentarse de su triste situación. Ella se echó a los pies de Booz y se sometió a él. Dejó de pensar en su pobreza. Se olvidó de sus temores y descansó en las promesas de Booz. ¡Qué gran ejemplo para que lo siga el pueblo de Dios! Me he encontrado con muchas personas que están abatidas porque no han obedecido la exhortación de Hebreos 12:2: "Puestos los ojos en Jesús". Pasan demasiado tiempo mirándose a sí mismas, a sus circunstancias y a otras personas que fallan en hacer lo que hizo Rut, esto es, centrar su atención en el Maestro. En vez de descansar en las perfecciones de Cristo, se enfocan en sus propias imperfecciones. En vez de ver sus riquezas espirituales, se quejan de su propia ruina. Van al templo para "satisfacer sus propias necesidades" en vez de ir para adorar al Dios que es más grande que cualquier necesidad. Necesitan tener en cuenta el consejo del pequeño poema que un radioyente me envió hace algunos años: “Si fija sus ojos en sí mismo se angustiará, si mira a otros se deprimirá, mire a Cristo y será bendecido”. Autor: W. Wiersbe.

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