Los monarcas orientales estaban protegidos de todo lo que pudiera producirles desagrado (Est. 4:1, 2), pero en aquel día en particular, Nehemías no pudo ocultar su tristeza. "Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate" (Pr. 15:13) y el Salmo 102 describen ciertamente los sentimientos de Nehemías acerca de Jerusalén. Quizá él oraba cada mañana: "Señor, si hoy es el día en el que tengo que hablarle al rey acerca de nuestros planes, dame la oportunidad de hacerlo". El rey se dio cuenta de que su copero estaba preocupado. Si Artajerjes hubiera estado de mal humor, podía haber desterrado a Nehemías o incluso haber ordenado que lo mataran; pero en vez de eso, preguntó por qué su siervo estaba tan triste. "Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová" (Pr. 21:1). Los dirigentes mundiales son solamente siervos de Dios lo sepan ellos o no. "Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?" (2 Cr. 20:6).

Al hablar de Nehemías Charles Spurgeon dijo: “No somos llamados a gobernar, como él lo hizo, con mano de hierro, pero debemos ser igualmente inflexibles, determinados, y resueltos en cuanto a Dios y su santa voluntad”. En otras palabras, ¡somos llamados a ser decididos! La obra de Dios nunca ha sido fácil, y en estos últimos tiempos resulta cada vez más difícil servir.

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