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NO OLVIDEMOS NUESTRA ESPERANZA EN CRISTO
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Leer: Isaías 35:3-10 … Esforzaos, no temáis; […] Dios mismo vendrá, y os salvará (v. 4). En el funeral de un amigo que se llamaba David, elogiamos el optimismo, la perseverancia y la fe de un hombre que había padecido una grave parálisis cerebral. Durante sus 74 años de vida, las simples actividades cotidianas le habían requerido un gran esfuerzo. A pesar de todo, seguía sonriendo y ayudando a otros, y dedicó más de 23.000 horas como voluntario en un hospital y aconsejó a jóvenes en situación de riesgo. David escogió Isaías 35:3-10 para que se leyera en su funeral: «Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. […]. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad» (vv. 3-4, 6). Esta promesa al cautivo pueblo de Israel nos recuerda la esperanza que tenemos en que Cristo volverá a buscar a aquellos que confían en Él y lo siguen. Durante sus últimas semanas de vida, David solía mostrar a quienes lo visitaban un cuadro de Jesús que tenía cerca de su cama, y decía: «Pronto vendrá a buscarme». ¡Esta es la esperanza que Jesucristo da a todos sus hijos, lo cual nos llena de gratitud y alabanza a su nombre!
Oremos así: Señor, gracias por la esperanza de que volverás a buscarme. ¿Cómo has sido alentado recientemente? ¿Cómo alentarás a alguien que está enfrentando momentos difíciles?
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Escrito por:
Escritores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
1/30/2020 11:21 AM
Número de visitantes
3032
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