Tres aspectos se entrelazan a lo largo del libro, desde el primer capítulo hasta el último, como hebras o hilos de pensamientos que desarrollan el propósito general de todo el libro de Daniel.
Dios es mi Juez. Ese es el significado del nombre “Daniel”. El libro tiene muchos momentos biográficos de la persona de Daniel y la de sus tres amigos judíos.
En su juventud y como primer paso en tierra extraña, Daniel propuso en su corazón no contaminarse. Se jugó con valentía y fe. Aceptó responsabilidades. Sus amigos fueron fieles como compañeros de oración, fieles en la administración del Reino, firmes en sus convicciones espirituales. Daniel además fue hallado fiel en el desempeño de sus tareas, sin faltas ni vicios, y al fin de sus días fue considerado Varón muy amado de Dios. Fue reconocido por su Justicia y Santidad (Ez.14:12-20), por su Sabiduría (Ez.28:3) y como Profeta digno de ser leído y entendido (Mt.24:15). Daniel vivió a la luz del significado de su nombre, lo cual significaba mucho para un muchacho judío, entre otras cosas la esencia de su hogar y la visión de sus padres
El Cielo Gobierna. Dios no sólo anuncia los reyes y reinos que se levantarán sobre el mundo, sino que saca y pone reyes, enaltece y humilla, encumbra y también destituye (Dn.4:24-26, 32,37; Dn.5:21,26-28). Dios finalmente entregará el Reino al Hijo del Hombre y a los Santos del Altísimo (Dn.7:9, 10, 13, 14, 18, 22, 27).
El Mesías Reinará. En medio de las luchas terrenales y celestiales, en medio de Israel y las naciones, Dios, en Sus Plazos y tiempos, pondrá Su Mesías Rey en Jerusalén, quien desde entonces reinará para siempre (Cap. 2: La Roca; Cap. 7: El Hijo del Hombre; Cap. 9: El Mesías).
Estudiemos el libro de Daniel y vivamos, sobre la base de estos tres aspectos y perspectivas. Encuentra este libro en la seccion de 40000 sobre Estudios de Personajes Bíblicos.