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¡Caminando con una mochila pesada!
"Dios y defensor mío. ¡Contéstame cuando te llamo! Tu, que en mi angustia me diste alivio, ¡ten compasión de mi y escucha mi oración!" Salmos 4:1
Hace un tiempo escuché una frase de alguien que hablaba de otra persona. No le caía muy bien, y dijo que fulano era como una mochila de adoquines. Un adoquín es un pedazo cuadrado de piedra, muy pesado, que es usado para poner en las calles de tierra. En la antigua Buenos Aires, todas las calles eran de adoquines. Hoy solo quedan en los barrios históricos de la ciudad.
Pero me imaginaba caminando con una mochila de adoquines. Sería muy pesada, los hombros estarían cortados por el peso de las correas y las piernas temblarían por el peso soportado. Ni quise imaginar lo que sería subir una montaña o una escalera con esa mochila sobre los hombros. Tanto peso que agobia, aplasta, detiene, y no deja avanzar.
Pero la sensación de sacarse esa mochila es sin igual. El alivio por dejar tanto peso de lado es algo maravilloso. De esto hablaba esta persona cuando decía que su conocido era como una mochila de adoquines. Le pesaba que estuviera al lado, le molestaba, lo detenía y le hacia la vida más difícil. Por eso sentía alivio cuando no estaba. Me puse a pensar que muchas veces vivimos como este conocido mío. Tratando de evitar el peso, queremos sacarnos la mochila de los problemas que nos agobian y no podemos. Buscamos alivio y no lo encontramos, porque buscamos en los lugares equivocados.
David sabía muy bien donde encontrar el consuelo que necesitaba. El sabía que Dios era su alivio, quien tenía compasión de él, que lo ayudaba, lo cuidaba y lo bendecía. El salmista se podía sacar la mochila pesada de todos sus problemas, angustias y dejarla a los pies de Dios. Y allí encontraba alivio. Me llama la atención la claridad del concepto de David. No dice que encontraba la solución al problema, la sanidad de la enfermedad, el trabajo que necesitaba o la persona que estaba buscando. David encontraba en Dios el alivio para su problema, y es justamente eso aquello que Dios nos ofrece hoy a todos nosotros. El es nuestro defensor, nuestro Padre y nuestro Amigo. El nos escucha siempre y quiere aliviarnos. Quiere sacarnos la pesada carga de nuestros problemas diarios y cotidianos y llevar El la mochila de adoquines. No sigas llevando peso que te detiene, te complica y te cansa. Dale tu problema a Dios, El es Fiel y va a darte el bálsamo que tu espalda necesita. Y camina la vida cristiana sin ningún peso.

REFLEXION - Alíviate, no cargues la mochila que sólo puede llevar Dios.

Escrito por:   Utilizado con permiso de Daniel Pérez Cliffe.    Fecha de publicación  8/20/2008 4:31 PM
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