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La Biblia es el libro de la segunda oportunidad.
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"En otro tiempo, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mi." Filemón 1:11
La Biblia es el libro de la segunda oportunidad. Está llena de historias donde se la ofrece. Algunas veces la historia termina mal porque no se supo aprovechar las segundas oportunidades. No es el caso de Onésimo. Sabemos muy poco de este esclavo ladrón, sólo sabemos que tenía un amo cristiano, al cual le había robado y había escapado. En aquella época, el amo era dueño absoluto del esclavo. Podía hacer aquello que quisiera con él y era sólo una herramienta viva. Lo podía golpear hasta matarlo, le podía hacer trabajar hasta que muera, podía no darle de comer, hasta podía torturarlo. Pero no creo que Filemón fuera así. Como buen cristiano, seguramente trataría bien a sus esclavos. Les daría buena comida, y aunque les exigiría que trabaje duro, trataría de no extralimitarse. Sin embargo, este esclavo ladrón le pagó muy mal a su amo. No sabemos qué le robo, ni cuánto era el valor de lo robado. Pero Filemón estaba muy enojado, así que, Onésimo huyó para evitar un castigo peor. Tampoco sabemos cómo se encontró con Pablo. Tal vez fue en alguna cárcel romana, donde Pablo pasó tanto tiempo de su vida. Pero ese encuentro fue vital y observamos que la ayuda de un hombre con la Palabra de Dios puede provocar un cambio de hábitos. Onésimo lo hizo, escuchó al apóstol, aprendió, y puso en práctica todo aquello que se le enseñó. Se dio cuenta que había actuado mal, que había pecado y decidió cambiar. Tanto cambió que se convirtió en un fiel asistente para Pablo. No sabemos en qué lo ayudaba, pero le era útil. La misma persona que había sido inútil, ladrona y cobarde, ahora era alguien confiable que ayudaba al apóstol. Dios también te da a ti una segunda oportunidad, Él te ofrece su comprensión y su amor. Él conoce tus errores y tus pecados. Él sabe tus intenciones, y espera que cambies. No pierdas más tiempo, no sigas equivocándote, no sigas en el error, no continúes en pecado. No termines mal tu historia. Confiesa tu pecado a Dios, pide perdón al hermano que has ofendido y cambia de actitud. El pecado y una mala actitud, siempre nos roban la vida abundante que podemos disfrutar en el Señor. Aprovecha la oportunidad que Dios te da hoy.
REFLEXION - Un cambio a tiempo siempre es sano y sabio.
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Escrito por:
Daniel Pérez Cliffe - Devocional PC.
Fecha de publicación
9/26/2008 10:10 AM
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