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La fe de una madre
“Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,
porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey” (Hebreos 11:23).

La fuerza más poderosa e influyente sobre la tierra es la fe de una madre piadosa. En Hebreos 11, Dios menciona algunos héroes de la fe e incluye a Jocabed, la madre de Moisés. Su nombre literalmente significa “Jehová es glorioso”. ¡Cuán hermoso nombre y maravillosa mujer fue ella! Ante los ojos del mundo parecía ser una mujer sin esperanza, una impotente esclava hebrea. No obstante, ¡ella crió a un hijo que estremeció al mundo! La Biblia explica que lo logró por fe.

La visión de la fe: Creer en una promesa de Dios.
La Biblia profetizó que Dios levantaría un líder para guiar a los hijos de Israel sacándolos de cuatrocientos años de esclavitud egipcia. Creo que cuando los padres de Moisés vieron al bebecito, el Espíritu Santo de Dios testificó: “Él es el libertador. Él es especial.” Ellos vieron al niño a través de los ojos de la fe y la Palabra de Dios. Al ellos criar a Moisés y obedecer la Palabra de Dios, Dios proclamó a este niño especial.
Todo hijo (a) de Dios es especial, y Dios posee un maravilloso plan diseñado para cada uno. Los hijos son un regalo de Dios y un enorme paquete de potencialidad. Existe una anécdota de un hombre que pasó por una aldea. Él habló con uno de los habitantes y dijo: “Este es un precioso pueblo. ¿Ha nacido aquí algún gran hombre?” El pueblerino le respondió: “No, sólo bebés.” Nadie nace grande; el hijo (a) es hecho grande por las oraciones de Mamá y la fe e instrucción de Papá.

La ventura de la fe: Convertir las promesas en acción.
No es suficiente decir: “Bueno, voy a poner a mi hijo (a) en las manos de Jesús. Oraré por mi hijo (a) y todo saldrá bien.” La fe debe conllevar acción o no es fe.
El Faraón había decretado que todos los bebecitos varones fuesen ahogados en el río Nilo. Cuando Jocabed y Amram tuvieron al pequeño Moisés, recibieron palabra de Dios; y en lugar de advertir a las autoridades de su nacimiento, escondieron al bebé por tres meses. Y cuando ya no lo podían esconder más; ellos construyeron una canasta (un arca), lo colocaron en ésta, y lo pusieron en el río. Luego él fue salvado por la propia hija del Faraón (Éxodos 2:1-10). Ellos hicieron todo lo que pudieron por salvar la vida del bebecito, porque poseían fe.

El valor de la fe: Con denuedo avanzar en fe.
Ellos no tenían miedo. Observe el versículo 23: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.” El rey decretó que los bebecitos fuesen asesinados, pero ellos no temieron a su mandato. Madres y padres, no tengan miedo. Tome una posición de fe en defensa de sus niños y niñas. Sencillamente considere cómo eran las condiciones cuando Moisés nació. La proclamación del Faraón que todo bebé varón debía morir hizo de aquellos días, días peligrosos, y actualmente también vivimos días peligrosos.

La victoria de la fe: Clamando victoria por sus hijos.
Dios es tan maravilloso y dio una victoria. Esta es la razón por la cual no debemos temer al diablo, ni a su muchedumbre. Cuando oramos, creemos en Dios. Dios tomó una pequeña arca y la convirtió en un buque de batalla para hundir el reino del Faraón. ¿No es Dios maravilloso? Jocabed era una mujer de fe, por ello aparece en Hebreos como una heroína de la fe. Su vida completa era un testimonio de fe. Madre, crea en Dios y confíe en Dios. Sea una madre de fe día tras día, un poquito allí, otro poquito allá, línea sobre línea, mandato sobre mandato (Isaías 28:9-11). Enseñe y entrene a sus hijos.

Los valores de la fe: Inculque valores que perduren.
Note el versículo 24: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón.” Eso le hubiese hecho el nieto del Faraón, el sucesor al trono. La Biblia dice que él escogió, “antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios… Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey…” (Hebreos 11:25-27). Cuando se hizo hombre le correspondía ser el próximo Faraón; pero la Biblia dice que se rehusó. Él rehusó poder, posesiones, y posición, escogiendo sufrir aflicción con los hijos de Dios. ¿Por qué lo hizo? Porque él tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de Egipto. Su madre puso algo en su corazón, le enseñó. Ella era una madre de fe, y él tomó una decisión sabia.

Oro que su jornada de fe refleje la jornada de esta valiente madre y ¡que sus hijos conozcan la fe victoriosa de su madre!


MINISTERIO EL AMOR QUE VALE
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Escrito por:   Adrian Rogers    Fecha de publicación  6/11/2007 4:09 PM
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