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Capítulo 23

Practica de Oracion

 

Capítulo 23

PRÁCTICA DE ORACIÓN

¿Qué enseña la Biblia sobre la oración? No puede haber progresos en ningún aspecto de la vida cristiana sin oración. Es por lo tanto importante para el nuevo creyente saber lo que la Biblia enseña sobre el tema. El siguiente desarrollo intenta responder algunas preguntas básicas:

A. ¿Por qué orar?

Porque la Biblia nos manda que lo hagamos (I Timoteo 2:8). El Señor Jesús fue un hombre de oración. Si Él sentía la necesidad de hacerlo, ¡cuánto más nosotros! I Tesalonicenses 5:17-18; Efesios 6:18.

B. ¿Cuán a menudo?

Deberíamos orar varias veces cada día. Es un buen plan orar al levantarse a la mañana y al ir a descansar a la noche. Entonces durante el día, deberíamos buscar al Señor cuando surgen los problemas, cuando necesitamos ayuda o sabiduría o cuando queremos agradecerle por algo. Nehemías a menudo elevó al cielo “oraciones en pequeñas frases” mientras estaba en la lucha de la edificación de los muros. Ciertamente cada cristiano debería inclinar su cabeza y dar gracias antes de comer sus alimentos, sea en público o en su hogar.

C. ¿En qué posición?

Daniel se arrodillaba cuando oraba (Daniel 6:10). Así también hizo el Señor Jesús (Lucas 22:41). Nehemías, por otro lado, oró mientras estaba parado delante del Rey (Nehemías 2:4). En general, los cristianos se arrodillan cuando están en casa, pero es aún su privilegio hablar con Dios mientras caminan por la calle o están en sus actividades diarias.

D. ¿Para qué?

Entre las Escrituras que responden esta pregunta están Filipenses 4:6; I Timoteo 2:1-3; y Mateo 9:38. No hay nada demasiado pequeño ni demasiado grande para orar. Muchos creyentes encuentran ayuda teniendo una lista de oración sobre la cual registran ítems como: (1) nombres de parientes y amigos no salvos. (2) nombres de aquellos que están enfermos o en necesidad. (3) nombres de aquellos que están sirviendo al Señor, tales como misioneros, evangelistas, y maestros.

No olvides incluir también alabanzas al Señor en tus oraciones y asegurarte que nuestro enfoque sea “la Gloria de Dios”. Cuando tus requerimientos sean específicos, verás respuestas específicas; si oras por la gente en general, sin nombrarles, no tendrás manera de saber si tus oraciones fueron respondidas.

E. Condiciones para respuestas de oración.

Si nosotros permanecemos en Cristo, nuestras peticiones serán respondidas (Juan 15:7). Permanecer en Cristo significa guardar sus mandamientos (I Juan 3:22): (1) Nuestras oraciones deberían ser de acuerdo a Su voluntad (I Juan 5:14). Dado que el bosquejo general de la voluntad de Dios se encuentra en la Biblia, nuestras peticiones deberían ser escriturales. Por lo tanto, debemos orar en el lenguaje de la Biblia. (2) Nuestras peticiones deberían ser elevadas en el Nombre de Cristo (Juan 14:13; 16:23). Cuando nosotros realmente pedimos en Su Nombre, es como si Él mismo estuviera haciendo a Dios la petición. (3) Nuestras motivaciones deben ser puras (Santiago 4:3). Si nuestras peticiones son egoístas y pecaminosas, no podemos esperar una respuesta.

F. ¿Lenguaje de oración?

Deberíamos dirigirnos a Dios reverentemente. Los cristianos comúnmente usan las palabras "tú" y "ti" en tono familiar para dirigirse al Padre, pero no debemos olvidar la reverencia.

G. Peligros de la oración.

(1) No ores para ser visto de los demás. Mateo 6:5-6.
(2) No le pidas a Dios que haga algo que tú puedes hacer. Ningún cristiano sano se metería en la calle entre autos en movimiento y luego le pediría a Dios que lo devuelva a la vereda. Dios le dio piernas para hacerlo por sí mismo.
(3) ¡No pidas algo que sabes que no deberías tener! Dios a veces concede tales peticiones pero envía frustraciones al alma. Salmos 106:15.
(4) Evita vanas repeticiones. Mateo 6:7; Eclesiastés 5:2.

H. Otras sugerencias.

1. Si tú encuentras que tu mente se distrae cuando estás de rodillas, trata de orar en voz alta. Esto te ayudará grandemente a concentrarte.
2. No te desanimes si tu respuesta no llega inmediatamente. Las respuestas de Dios nunca son demasiado tempranas como para perder la bendición de esperar en Él, y nunca demasiado tardías como para pensar que hemos confiado en Él en vano.
3. Si la respuesta de Dios no es exactamente lo que has pedido, recuerda esto: Dios se reserva el derecho de darnos algo mejor que lo que pedimos. No sabemos qué es lo mejor para nosotros, pero Él sí, y así Él nos da lo que nunca podríamos pedir o pensar. II Corintios 12:8-9.


 

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